La clave en la técnica de este deporta radica en la fuerza del golpe que se da directamente con la mano. | Foto: Óscar Coral

CULTURA

La chaza, el deporte más popular de Nariño

Así se juega este deporte que en estas tierras le gana en popularidad al fútbol y al ciclismo. El mundial se celebrará en noviembre, en Pasto.

Laura V. Navas*
2 de octubre de 2017

También conocida como tenis pastuso, la chaza es una versión autóctona del juego de la pelota o juego de bola, la misma pelota vasca o valenciana. Aunque los nariñenses reconocen este deporte como parte de su cultura, muchas personas en Colombia ni siquiera saben que existe, ni que se hacen torneos en diferentes lugares del país, y menos aún que hay una liga y una selección nacional que, de hecho, ha sido subcampeona del mundo.

De la chaza se pueden decir muchas cosas, hablar de su origen rural y de cómo siempre ha sido una expresión de ocio de clases medias y bajas. De cómo se ha ido profesionalizando con las uñas, con muchos menos recursos de los necesarios y gracias a la dedicación de personas que aman este juego. O de aquellos deportistas tan talentosos que la liga europea ha necesitado modificar reglas para adaptarse a la fuerza exagerada de sus manos, pues era inequitativo con los jugadores europeos que debían enfrentarse a ellos en la cancha. Y esto a pesar de que han aprendido a jugar viendo a sus mayores hacerlo y sin entrenamiento profesional; y de que no viven del juego, porque casi ninguno puede, y hacen malabares trabajando simultáneamente como conductores, carpinteros, policías y en otros oficios que sí les dan sustento.

Y, sin embargo, cuando uno les pregunta por la chaza, de lo primero que quieren hablar es del sentido de comunidad que surge alrededor del campo, de jugar con familiares y amigos; en últimas, de divertirse, como han hecho desde que tienen memoria y como se ha hecho en la región a lo largo de varios siglos. La chaza es el deporte más popular de Nariño, por encima del fútbol y del ciclismo. Su arraigo cultural es tan fuerte que se hacen torneos nacionales solo porque las colonias nariñenses han llevado el juego a lugares como Bogotá o el Valle del Cauca.

La chaza viene del campo, donde los niños aprendían en compañía de padres y abuelos. Cuando los campesinos terminaban su jornada, hacia las cuatro de la tarde, se reunían a jugar a la pelota antes de la comida. La popularidad y prevalencia de esta costumbre se explica, entre otras cosas, por lo fácil y barato que es adaptar el juego a cualquier lugar. Se puede jugar en un terruño o en la carretera, basta con trazar dos líneas paralelas y armar los equipos. Con el tiempo, la chaza fue llegando a los municipios y ciudades, se acuñó el término chazódromo y la gente comenzó a organizar torneos en el marco de diversas fiestas patronales, hasta que se fueron convirtiendo en el principal atractivo de estas festividades.

¿Qué es la chaza?

El juego de la pelota se practica oficialmente en 23 países, en cuatro modalidades diferentes: llargues, frontón, internacional y la variación autóctona de cada lugar. Lo regula la CIJB (Confederation Internationale du Jeux de Balle), encargada de organizar mundiales cada dos años. La liga colombiana de chaza está inscrita en Coldeportes y el Comité Olímpico Colombiano la avala. Nuestra selección, compuesta principalmente por nariñenses, ha participado en los mundiales desde 1996. En Argentina (2002), Italia (2004) y España (2014) quedó en tercer lugar, y en Holanda (2012) fue subcampeona de llargues. Este año Pasto organizará la IX edición del evento.

La chaza nariñense se juega entre dos equipos de cinco integrantes, en un campo de 80 a 100 metros de largo por nueve de ancho. Se parece al tenis en la puntuación: una partida se define en tres ‘mesas’ (los sets), cada una compuesta por cinco juegos que se ganan por puntos de 15, 30 y 40. El campo se divide en dos partes por una línea imaginaria, como si fuera la red, de tal forma que el objetivo es hacer puntos (pelotas no contestadas) en el terreno contrario. Esa línea se llama chaza, que significa raya o marca. En realidad se marcan dos chazas por juego, y las dos se pueden desplazar a lo largo del campo, según las vayan presionando los equipos.

En torno a un juego de chaza se articula una red grande de comercio. Muchos vendedores van con sus carros de comida y en algunos chazódromos hay decenas de casetas instaladas a lado y lado de la cancha. Y las apuestas que se hacen sobre el resultado de la partida mueven grandes cantidades de dinero. Es una parte tan importante del ritual del juego, que se ha convertido en una forma de generar ingresos para jugadores, árbitros y espectadores. Otro aspecto valioso del deporte es que lo pueden practicar las personas mayores. Hombres de hasta 60 años juegan sagradamente todas las tardes en el chazódromo del estadio Libertad en Pasto. Y algunos aún consideran que los deportistas alcanzan su mejor nivel después de los 40 años, a pesar de que los jugadores de la selección tienen alrededor de 30.

La liga trabaja porque los jóvenes vean en la chaza una opción deportiva, pues, por ejemplo, los hijos de muchos de los jugadores más viejos se han negado a aprender a jugarla. Se espera que el mundial sirva para romper el imaginario popular de que solo la practican hombres mayores, en ambientes hipermasculinos y tierreros descuidados. La idea del evento es celebrar un deporte ancestral que ahora se juega profesionalmente, y lograr que los ciudadanos se reúnan para apoyar a sus seleccionados. Estos hombres de origen muy humilde lo dan todo por ese juego y, de hecho, podrían tener muchos éxitos este año.

*Literata con especialización en historia.