El trasvase del río Bobo es uno de los principales sistemas de respaldo on los que cuenta Empopasto para garantizar agua potable de forma permanente. | Foto: Cortesía Empopasto

CULTURA

Así llega el agua a las faldas del volcán

La empresa de acueducto y alcantarillado Empopasto adelanta varias obras para mejorar la calidad del servicio en Pasto.

2 de octubre de 2017

Cuando Óscar Parra Erazo asumió la gerencia de Empopasto, a principios de 2016, encontró una empresa con problemas jurídicos, laborales y financieros. La relación con los ciudadanos estaba en un punto crítico, luego del intento de privatización que había iniciado la gerencia anterior, afortunadamente suspendido –pero aún abierto– por acciones legales procedentes de iniciativas populares. Por otro lado, la compañía encargada de los servicios de acueducto y alcantarillado en Pasto tenía problemas con la tercerización de contratos de un gran grupo de trabajadores. Además, las pérdidas superaban los 11.600 millones de pesos. Había, entonces, mucho por hacer.

Parra Erazo asumió la prioridad de cancelar el proceso de privatización y resolverlo jurídicamente, para obedecer así el mandato ciudadano y seguir el plan de desarrollo de una nueva alcaldía, que había tenido entre sus consignas electorales evitar la privatización del agua. Después, se concentró en la reestructuración administrativa de la empresa, y en vincular y formar nuevos trabajadores, así como en crear defensas jurídicas que permitieran controlar mejor los asuntos laborales. Finalmente, puso en marcha un nuevo enfoque gerencial –basado en el manejo de gestión de costos unitarios– y un nuevo sistema tarifario, e incrementó la inversión en obras públicas.

Menos de un año después, los resultados de su gerencia ya eran notables. Empopasto se había transformado: había recuperado la confianza de la gente, con un índice de aprobación popular del 88,8 por ciento; había recuperado su prestigio comercial, con una eficiencia de recaudo del 98 por ciento; ahora tenía utilidades de 9.800 millones de pesos, y había invertido más de 50.000 millones en 35 obras.

Este impulso de inversión se ha mantenido en 2017. Como parte de una alianza con el Banco Interamericano de Desarrollo, Empopasto está detrás de la creación de grandes obras que traerán beneficios sobre los ejes viales de zonas muy congestionadas y comerciales, y de otras obras medianas y pequeñas en diferentes barrios de la ciudad.

Creando la ciudad del futuro

La planta de tratamiento de agua potable Centenario garantiza el acceso a este recurso para los habitantes de Pasto. Foto: Cortesía Empopasto.

Para responder a uno de los aspectos clave del manejo del agua –su potabilización–, Empopasto inaugurará en octubre su cuarta planta, la de Guadalupe, tras haberla sometido a pruebas hidráulicas y mejoras en infraestructura para empalmarla con el sistema de la ciudad. Esta planta se alimentará de la fuente de Piedras y se espera que provea el agua en las zonas de expansión urbana de Pasto.

Por otra parte, Empopasto ha rescatado proyectos de alto valor estratégico desechados en el pasado o que no habían sido resueltos, y los ciudadanos han sabido agradecerlo. Este es el caso de la obra de la carrera 27 entre calles 22 y 16, que llevaba diez años a la espera de una reposición hidrosanitaria, o de la obra de la carrera 19, urgente por tratarse de la prolongación de la Avenida de las Américas. Ahora, en convenio con Avante (el sistema de transporte público de Pasto), Empopasto está ejecutando los trabajos de acueducto, alcantarillado y pavimentación en la carrera 19. Estas y otras obras han permitido crear 1.000 empleos formales, entre directos e indirectos, una cifra importante para una ciudad intermedia.

Entre las grandes obras que adelanta la empresa, la más bonita quizás es la del parque lineal del río Pasto, que tiene por objetivo recuperar la ronda del afluente, previamente invadida para construir viviendas, y hacer un gran parque ambiental con ciclorrutas, senderos y espacios de recreación. La primera etapa de este gran proyecto será la del Parque de Alta Montaña, en el tramo urbano del río, una zona muy habitada y de valor histórico con un alto flujo vehicular. El diseño contempla un teatrino, un parque de agua y un parque temático dedicado a las especies nativas. Para hacer realidad este proyecto, es imprescindible limpiar el río con una planta de tratamientos residuales y con colectores en los márgenes, pero –más importante aún– invertir también en gestión social, educación ambiental y el fomento de la cultura ciudadana.