Este año se cumplen 10 años desde la llegada del primer crucero al Puerto de Cartagena. | Foto: Héctor Rico

TURISMO

Así regresaron los cruceros a Cartagena

Hoy los cruceros visitan con frecuencia al Puerto de Cartagena, pero durante muchos años permanecieron lejos de las aguas colombianas. ¿Cómo se logró su retorno? Una de las principales responsables lo recuerda en estas líneas.

María Claudia Lacouture*
9 de noviembre de 2017

Todo comenzó en 2004, en un consejo comunal en Cartagena. El entonces presidente Álvaro Uribe, en respuesta a una espontánea pregunta del público sobre el futuro del turismo en la región, se volvió hacia Luis Guillermo Plata, quien presidía Proexport, y le pidió que incluyera a esa industria como uno de los ejes de promoción de la entidad. Así lo hizo. Después de varios estudios, análisis, entrevistas y recomendaciones de expertos, Plata decidió comenzar su estrategia turística por los cruceros.

Yo trabajaba en Miami como asesora de Proexport en Estados Unidos y recibí una llamada del director de la oficina, Mauricio Gómez, quien me dijo que mi nueva misión era llevar de vuelta los cruceros a Colombia. Era una labor difícil, la percepción de nuestro país era negativa, para el Departamento de Estado éramos un destino prohibido, la infraestructura no era la adecuada, y las repercusiones de las guerras recientes nos pasaban factura.

Con Luis Guillermo y Mauricio hicimos un mapeo exhaustivo de cómo operaban los cruceros, cuáles eran las grandes compañías, quiénes sus protagonistas, cuáles las rutas y el perfil de los viajeros. Hicimos también un análisis de los puertos colombianos. Vimos que teníamos las condiciones. Entonces preparamos la artillería para poder concretar este sueño.

La primera vez que me presenté en las oficinas de Royal Caribbean, la tercera mayor compañía de cruceros del mundo, entendí la magnitud del reto. Me recibieron a regañadientes, pero iba preparada y sin complejos. Fueron tres días de espera sentada en el mismo sofá, hasta que se dieron cuenta de que no me iría sin ser escuchada. Me atendió el vicepresidente de la compañía, Craig Milan. Fue cordial pero la reunión resultó poco alentadora. Agradeció la persistencia, sin embargo, como Colombia no ofrecía la seguridad necesaria, los seguros del barco no cubrirían destinos como el nuestro. Eso sí, a partir de ese momento tuve un amigo que me guiaría en el proceso de entender todo lo que necesitaba sobre cruceros. 

Estudié el tema de los seguros. Efectivamente había una limitación, pero no era un obstáculo. Pudimos demostrarles a las compañías aseguradoras el cambio que vivía nuestro país y que nuestros puertos eran seguros. El siguiente paso fue convencer a las líneas para que llegaran.

El presidente Uribe nos acompañó a una reunión con Carnival Cruises. Conseguimos la cita por una feliz coincidencia, la asistente de Micky Arison, presidente de la compañía, era una amable colombiana. Llegó el día. A las nueve de la mañana nos recibió nuestra compatriota, Iris. El señor Arison se excusó por llegar con un poco de retraso, y al ver al mandatario colombiano, preguntó: “Presidente, ¿en qué le puedo ser útil? ¿Cuál es el motivo de su visita?”. Él, muy tranquilo, respondió: “Sentémonos y le cuento”. Hizo un resumen de cómo había cambiado la seguridad en Colombia, de las oportunidades diferenciales que tienen nuestros puertos, de la importancia de San Andrés, del anhelo de los colombianos por volver a estar en el mapa de sus barcos.

Arison, como presidente de la Junta Directiva de la Asociación de Cruceros para Florida, pidió organizar una misión de altos ejecutivos a Colombia para evaluarla como destino. Y fue así como viajamos a Cartagena con Michelle Paige, presidenta de la FCCA, y cinco presidentes y vicepresidentes de las principales compañías de cruceros. En este viaje, la creatividad y el conocimiento de Mauricio Gómez, nos permitió demostrar toda la capacidad de servicio y la pasión de los colombianos. 

En Cartagena nos encontramos con el presidente Uribe. Él insistió en ser el guía; también lo fue en San Andrés. Al regreso, todos los asistentes estaban enamorados de nuestro país. El camino se abrió. Yo acompañé muchos viajes de ejecutivos, medios de comunicación y asociaciones para que vieran las oportunidades de nuestra nación. Fueron varias ferias, decenas de reuniones, presentaciones, seguimientos, visitas, todo bajo una premisa: persistir, resistir y nunca desistir. 

El miércoles 18 de abril de 2007 arribó al puerto de Cartagena el barco Radiante of the Seas, de la cadena Royal Caribbean Internacional, con 2.500 turistas extranjeros. Para esa temporada llegaron a la ciudad 36 embarcaciones de esta compañía. Y desde entonces no han dejado de visitar Colombia.

Durante la administración del presidente Santos, y gracias a su empeño, apoyo y convicción, el turismo se consolidó como una industria poderosa. Los cruceros ya son parte de la ruta del Caribe. Pasamos de 50.000 pasajeros en 2006, a 600.000 que se esperan para esta temporada que comenzamos el pasado 11 de agosto. Un crecimiento del 1.200 por ciento. Sí se pudo.

*Exministra de Comercio, Industria y Turismo.

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