Cartagena es una de las ciudades más turísticas de Colombia. Gracias a su ubicación estratégica se ha posicionado como un lugar ideal para la llegada de cruceros. | Foto: Getty Images

TURISMO

Cartagena, en guardia contra los males del turismo digital

Al ser un destino tan popular, el distrito debe tomar medidas para brindarles mayor seguridad a sus visitantes y tener un mayor control sobre los turistas que ingresan de manera informal.

María Claudia Lacouture*.
1 de noviembre de 2019

Cartagena enfrenta el enorme reto de establecer una institucionalidad sólida, democrática, que pueda articularse con las autoridades departamentales y nacionales, y con el trabajo que ha realizado durante más de dos décadas el sector privado en todos los frentes. De esta manera se consolidará como el principal atractivo turístico del Caribe colombiano.

La nueva administración, que comenzará sus funciones en 2020, tiene la oportunidad histórica de devolverle a la ciudad la gobernabilidad que necesita, la organización que le urge y la estabilidad que requiere para pagar la enorme deuda social que acumula.

La capital de Bolívar es una de las grandes protagonistas de la industria turística del país, no hace falta volver a mencionar sus buenas cifras –las podrá encontrar en varios artículos de este especial–, basta con recordar que es un destino prácticamente consolidado y en constante crecimiento.

Su conectividad aérea creciente ha facilitado la llegada de viajeros nacionales y extranjeros, que pueden disfrutar de las opciones que brinda la ciudad. Y por el mar no dejan de llegar los cruceros, que encuentran en este puerto, el mejor destino para ellos en Colombia.

La articulación entre los sectores público y privado tiene que ser el faro que guíe el desarrollo de la industria en la ciudad. Y debe convertirse en un ejemplo para el resto del país, que poco a poco va comprendiendo la importancia de un buen turismo, formal, capacitado, seguro y en constante desarrollo.

El Grupo Puerto de Cartagena ha sido una luz clave para lograr ese cometido. Ha mostrado un mejoramiento constante, ha estado dispuesto a recorrer la milla extra en la promoción y en los servicios a sus usuarios. La entidad ha comprendido que un viajero bien atendido es la mejor estrategia de atracción de nuevos visitantes, pues el voz a voz sigue siendo la herramienta más poderosa del mercadeo.

Las nuevas inversiones en infraestructura, la capacitación de personal y la diversificación de sus servicios han facilitado, entre otras cosas, que el acceso a los cruceros sea visto como un anhelo cercano y posible para todo tipo de viajeros, y no como un lujo lejano.

Los sentidos afinados

Han sido muchos los avances de esta industria en el país, por eso es importante no bajar la guardia frente a los desafíos que supone el éxito de una ciudad turística. Cartagena comienza a mostrar síntomas de los males que aquejan a los grandes destinos, como la desigual competencia que las plataformas ejercen contra las agencias de viajes, los hoteles, el transporte; el descontrol sobre la llegada de miles de turistas que compraron por internet y que no sabemos para dónde van, ni cómo van, ni con quién.

Llegan arrastrando sus maletas a edificios residenciales, pasean por la ciudad con guías que no son guías, contratan aventuras sin seguridad ni control, se comunican por las redes sociales para saber dónde comer y dónde divertirse. Afortunadamente el creciente flujo de turistas es tan bueno que hay para todos, pero tenemos que encontrar soluciones con el fin de lograr una armonía entre ese mundo, hasta ahora informal, y la estructura de la oferta de productos y servicios que tiene registro de operación y sí paga impuestos.

A lo anterior se suman los retos por la fragilidad en la seguridad y otros males sociales, incluyendo un desbordado flujo migratorio, que busca incorporarse en la cadena para ser parte de los beneficios que se generan cada vez que un crucero atraca en Cartagena. El arribo de estas naves deja recursos a los trabajadores del sector transportador, a los restaurantes, a los guías y a las tiendas, entre otros.

El papel de las administraciones entrantes, tanto en Cartagena como en Bolívar, no será menor. El turismo es una industria tan sensible como robusta, por eso hay que mantener los sentidos afinados para ofrecer servicios innovadores, capacitar de manera constante a todos los actores de la cadena, y homologar las buenas prácticas internacionales que nos harán multiplicar el número de viajeros.

En este ejercicio el Grupo Puerto de Cartagena tiene un liderazgo importante. Nos ha hecho pensar en grande, ser persistentes y perseverantes. Hoy vemos el resultado de sus esfuerzos tanto en el crecimiento de la ciudad como en el posicionamiento de Cartagena como destino turístico internacional, en especial para los cruceros. Pero para mantenerse y mejorar debe contar con el involucramiento de todos los sectores, de las autoridades, los empresarios y la sociedad civil. Todos tenemos que apropiarnos de este bien tan preciado, que es un motor de desarrollo, una puerta de entrada y plataforma para la llegada de miles de turistas.

*Directora de la Cámara de Comercio Colombo Americana.