CONTEXTO
Rionegro y Medellín: más que vecinos
Las ciudades comparten servicios, beneficios y políticas públicas, así como dificultades. Es hora de que también tengan soluciones comunes. Todo un reto para los gobernantes.
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A finales de 2018, cuando el Túnel de Oriente entre en servicio, quizá desaparezca esa idea atávica que siempre me ha parecido extraña de ver a Medellín y a Rionegro como dos ciudades distintas y alejadas. Aún hoy, muchos preparan y anuncian su viaje cual excursión extrema.
La montaña imponente ha dejado su huella en las costumbres de sus moradores y aún se recuerdan esas dificultades de los arrieros que marcaron con sus mulas el surco tosco del primer camino, y de aquello que luego se convertiría en esa sinuosa carretera que hoy llamamos “la vía por Santa Elena”.
Desde la época de las cavernas el hombre ha preferido no alejarse más de una hora de su hogar. Cuando los humanos solo nos desplazábamos caminando, nuestra vida transcurría en un círculo de unos cinco kilómetros de radio alrededor de la cueva.
Cuando tuvimos caballos, automóviles y otros medios de transporte, la distancia aumentó de forma considerable, pero el tiempo máximo de desplazamiento no. Por ello ese tiempo es denominado la ‘constante de Marchetti’, derivada de la observación de las huellas de múltiples asentamientos humanos en varias épocas de la historia.
Uno podría pensar, de forma ingenua, que las áreas metropolitanas las define un decreto o una ley, pero en realidad es el tiempo de conmutación hogar-trabajo-hogar, entre 50 y 70 minutos máximo, lo que establece en nuestro imaginario esos límites.
Para cualquier efecto práctico, desde hace muchos años Medellín y Rionegro son ya una sola ciudad. De esto damos fe las miles de personas que trabajamos y vivimos entre ellas.
No hay buen futuro para las comunidades si los problemas se conectan y los gobernantes no. Las ciudades son motores de prosperidad y por ello para Rionegro es imperativo apoyarse en todo lo que ya tiene Medellín. Si no lo hace, de todas formas recibirá –y en grandes cantidades– lo malo.
Según datos del Datlas Colombia del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, en términos económicos el Valle de Aburrá es la segunda Área Metropolitana del país, y el Valle de San Nicolás, la cuarta. Si las imaginamos juntas serían la zona urbana más productiva, con un hub aéreo internacional, a cuatro horas de los nuevos puertos de Urabá y el canal ampliado de Panamá, y con Medellín como uno de los principales centros de innovación de América Latina.
*Director de Planeación y Prospectiva de Ruta N.