En una jornada habitual Juan Guillermo y su asistente pueden hacer hasta ocho alfombras. | Foto: Diego Zuluaga

TRADICIÓN

Juan ‘Memo’ Montoya, el talabartero de Sabaneta

Desde hace más de 40 años Juan Guillermo Montoya trabaja con el cuero: lo quiere, lo cuida, lo manipula. Hoy se dedica a la fabricación de alfombras coloridas para caballos. Este es un homenaje a su labor.

24 de abril de 2019

La talabartería es el arte de labrar el cuero. Juan Guillermo Montoya lo quiere y lo cuida desde hace más de 40 años, cuando abrió su taller en el centro de Sabaneta. Al principio, la venta de carrieles significó el sustento para su familia, pero, de repente, con la urbanización y los cambios culturales, disminuyó el uso del bolso típico paisa. Don Memo, como conocen a Juan Guillermo, dejó de producirlo para dedicarse únicamente a la fabricación de alfombras.

Las alfombras, también conocidas como mantas o gualdrapas, son un elemento esencial para los amantes de los caballos; ellos engalanan y protegen el lomo del equino del rozamiento con el cuero de la silla. Don Memo las elabora. Cose y pega, con espuma, tela antideslizante, cuero y zarape, que es la tela de colores que él importa desde India. Las alfombras más coloridas son las preferidas por las mujeres, sus principales clientes.

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En una jornada habitual de 12 horas Juan Guillermo y su asistente, Darío Vélez, pueden hacer hasta ocho alfombras. Dicen que 100 en un mes y quizá 1.000 en un año. “Este trabajo ha sido sufrido, por eso no quisiera que mis hijas lo siguieran, pero ha sido nuestro sustento”, confiesa el talabartero que desde hace 15 años rebasó fronteras para preservar su labor: ahora el 70 por ciento de las alfombras que produce son admiradas en Puerto Rico y Costa Rica.