NATURALEZA
En el Valle del Cauca vuela el tángara multicolor
Este es el segundo departamento con más aves en Colombia. Aquí, un homenaje a ellas. El texto es de un publicista amante de estos bellos plumíferos; las ilustraciones las pone un irlandés con ojo de halcón.
Mi afición por las aves se despertó hace cuatro años en una salida de observación. Yo solo buscaba distraerme porque estaba atravesando una crisis personal. Aquel día hallé esa conexión con la naturaleza que aprendí de mis padres y que disfruté mucho en mi infancia en el campo. Lo que inicialmente era una distracción se convirtió en mi terapia, descubrí que el avistamiento de aves era el verdadero yoga de la naturaleza. Con él, todos tus sentidos se conectan. Estás muy alerta para escuchar los cantos, ver a través de los binoculares los detalles de cada especie, el colorido de sus plumas y poder disparar a tiempo para lograr una buena fotografía. ‘Pajariar’ se convirtió en la pasión de mi vida.
Poco a poco fui entrando en este mundo del birding o de la ‘pajarería’ y comencé a reconocer sus maravillas. Los colombianos somos muy afortunados porque nuestro país tiene el mayor número de aves en el planeta y en el Valle del Cauca hay centenares de ellas.
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Recorriendo diferentes lugares para descubrir nuevas especies conocí a Niky, mi esposa –nos casamos en marzo de este año–. Con ella no solo coincidíamos en la publicidad y la fotografía, también nos unió el amor por los avistamientos y la naturaleza. Ella tuvo su primer contacto con esta afición en 2015, en una salida de observación en Guayaquil, Ecuador. Desde entonces hemos recorrido juntos la geografía colombiana, retratando aves, conociendo más sobre ellas y compartiendo esta pasión.
Ahora vivimos en Cali y creamos el proyecto Birds Colombia. Todos los días subimos una especie nueva a nuestra página web. Los invito a que la vean, allí hallarán información, cantos, mapas con la ubicación de cada ave y un gran ‘album’ con 800 de ellas, tomadas por más de 60 fotógrafos. Nuestra meta, para julio de 2022, es poder completar las casi 2.000 especies que tenemos en el país.
Con Birds Colombia han surgido nuevas iniciativas. Creamos la campaña ‘A vuelo de pájaro’, que, junto con la charla ‘Más vale pájaro en rama’, buscan crear conciencia sobre la problemática que hay alrededor de las aves y su hábitat. Soñamos, también, con tener algún día los recursos suficientes y convertir este proyecto en una fundación para comprar bosques en aquellos lugares donde hay especies amenazadas y de esa manera protegerlas.
Quizás mucha gente no lo sepa, pero en la capital del Valle cada día gana más fuerza el birding o birdwatching. Desde 2105 en Cali se celebra anualmente la feria internacional de aves Colombia Bird Fair. En ella se reúnen fanáticos de todo el mundo que participan en charlas, talleres y tours de avistamiento por el departamento. En 2018 el evento destacó a la Sultana como la ciudad de las aves en Colombia. En la región contamos con 561 especies: 487 residentes, 72 migratorias y 2 introducidas.
Paradas obligatorias
En el imponente Parque Nacional Natural Farallones se encuentra una de las rutas más importantes para el avistamiento de aves, está en la antigua vía a Buenaventura, por el río Anchicayá. En esa zona queda El Descanso, atendido por doña Dora, donde se pueden ver especies tan maravillosas como el compás y comer unas increíbles empanadas de queso. La vida de toda su familia gira alrededor de estos animales.
Ver el compás es un regalo. Pero hay muchas más sorpresas en la zona. Cerca de Cali, en el kilómetro 18, en la ruta hacia el corregimiento de Dapa, hay varios lugares como las fincas Alejandría (“el paraíso de los colibries”) y La Conchita. En la parte alta de ese camino, en Chicoral, se halla la reserva La Minga, el lugar perfecto para observar a la tángara multicolor, un ave endémica de Colombia y una especie que debería ser la insignia de Cali por su particularidad cromática.
En las zonas bajas del Valle hay reductos de bosque seco tropical y ahí, en lugares como la laguna de Sonso –en Buga– y el Parque Nacional de la Uva –en La Unión–, el ritual es observar al colibrí rubí topacio. Tendría que destacar muchos más sitios ideales para el avistamiento pero necesitaría todas las páginas de esta edición especial para poder nombrarlos. Y sé que al editor de este número no le parecerá tan buena idea. Más bien los invito a todos a que vengan a visitar este ‘Valle emplumado’ y vivan la experiencia con sus propios ojos.