VENEZUELA
Los desafíos económicos de Venezuela en 2020
Ni la inflación cede ni la dolarización ni el petro han servido para que la economía del país salga de su profunda crisis. ¿Qué viene este año para Venezuela?
Venezuela completa en este 2020 su séptimo año de la más profunda crisis económica en su historia. Las desacertadas políticas económicas adoptadas en los últimos años por el gobierno de Nicolás Maduro han profundizado fenómenos como la inflación, la devaluación y hundieron el crecimiento, sucesos que terminaron por acelerar la salida de venezolanos que buscan mejores rumbos.
Maduro les sigue achacando los problemas de la economía a los opositores a su gobierno y al bloqueo económico estadounidense, que se aceleró en los últimos años y que apretó el torniquete contra altos funcionarios del gobierno venezolano. Sin embargo, en una entrevista televisada que dio el pasado primero de enero al periodista Ignacio Ramonet, asegura que este año su país retomará la senda del crecimiento.
Los anuncios de recuperación de la economía venezolana han sido fuertemente cuestionados por economistas y expertos locales,. Pero se han convertido en el caballito de batalla de los funcionarios de Maduro. Sin embargo, un breve repaso a los problemas que aún deben solucionar muestra que no la tienen fácil. A continuación 5 ‘papas calientes’ en materia económica que tendrá que resolver el sucesor de Hugo Chávez antes de cantar victoria.
Reservas, a la baja
Un reporte de la agencia Bloomberg conocido a mediados de enero encendió de nuevo las alarmas sobre la capacidad de Venezuela de pagar sus compras en divisas.
El informe, basado en fuentes del Banco Central de Venezuela, señala que las reservas internacionales del Estado venezolano estarían por debajo de US$1.000 millones. probablemente con US$800 millones en efectivo y US$200 millones en activos líquidos. En comparación, las reservas en Colombia alcanzan US$53.000 millones. A estas reservas venezolanas en divisas se suman unas 73 toneladas de oro hoy en manos de custodios locales. Pero el gobierno no tiene claro cómo monetizarlas debido a las sanciones impuestas por Estados Unidos.
Hasta 2011, las reservas internacionales de Venezuela llegaban a US$42.000 millones, mientras que a comienzos de 2019 se estimaban en US$6.600 millones. Frente a este panorama, el economista Ramón Peña dijo en un blog en el sitio web venezolano Lapatilla.com que la nueva economía estatal “incorpora como fuente de ingreso el contrabando de oro no monetario, cuyo monto anual se estima en más de US$3.000 millones; el contrabando abierto de gasolina que supera US$2.500 millones, el tráfico de estupefacientes de origen colombiano, de unas 105 toneladas al año, el retorno de capitales fichados por el Departamento del Tesoro estadounidense y la sobrefacturación de las importaciones”.
PIB en barrena
En su entrevista con Ramonet el presidente Nicolás Maduro aseguró que “estamos a las puertas del crecimiento económico”. Otra cosa piensan las multilaterales o economistas venezolanos. Las previsiones del FMI y del Banco Mundial indican que en 2020 la economía venezolana podría caer 10%, mientras que la Cepal tasa esta cifra en 14%. En el diario El Universal, el economista Urbi Garay aseguró que probablemente el año pasado Venezuela habría cerrado con una caída en su economía de entre 30% y 40%, la mayor en la historia del país en un año. “Y la caída acumulada del PIB desde 2014 será cercana a 65%. La gran depresión de la economía venezolana”. La expansión monetaria artificial, las abrumadoras tasas de interés y la destrucción del aparato productivo explicarían este comportamiento.
Precios disparados
Uno de los indicadores más difíciles de calcular en Venezuela es la inflación. Quizás por los desajustes de la economía, pocas veces los expertos atinan. El año pasado, por el ejemplo, el FMI arrancó el año pronosticando 10‘000.000% de inflación, a mitad de año la había ajustado a 200.000% y al finalizar la tasaba en 10.000%. Finalmente habría llegado a 7.374%, según cálculos de algunos economistas y de la Asamblea Nacional.
Tendencias
Este año los precios seguirán con tendencia al alza, dice el economista Víctor Álvarez y calcula que este indicador podría llegar a 3.000%. En una entrevista al diario venezolano Panorama aseguró que la hiperinflación se mantendrá en 2020, lo que afectaría aún más la capacidad de compra y los ahorros de los ciudadanos.
Un dólar incierto
El proceso de ‘dolarización’ que desde el año pasado registra la economía venezolana, incluso impulsado por el gobierno para apaciguar la inflación, ha puesto a celebrar incluso al presidente Nicolás Maduro. Este de un momento para otro encontró en esta moneda la salida adecuada a las presiones sociales.
Sin embargo, se trata de una sensación ficticia de normalidad, dicen los expertos, pues no toda la población tiene acceso a las divisas.
Petro sin respaldo
El dólar en Venezuela sigue disparado, pues se cotizó en 78.421,04 bolívares soberanos el lunes 20 de enero. Sin embargo el gobierno busca alternativas en las criptomonedas.
Maduro decidió enfrentar la situación al obligar a hacer las ventas de petróleo y el cobro de servicios en petros, la criptomoneda que lanzó hace dos años.
Incluso a finales de año, el gobierno entregó a cerca de 8 millones de trabajadores el que se conoció como el ‘petro aguinaldo’. Pero aunque el mandatario insiste en masificar entre sus compatriotas el uso del petro, la criptomoneda todavía no logra calar.
Esto ocurre porque el petro no es un criptoactivo. Se trata simplemente de una moneda digital no convertible en divisas “cuya aceptación interna está condicionada a su intercambio por cualquier otro activo convertible que entregue el gobierno a sus tenedores”, según le dijo al diario El Impulso el economista y profesor de la Universidad Central de Venezuela Leonardo Vera. Por eso, por ahora no sirve como moneda de intercambio sino básicamente para pagar impuestos. Incluso el Seniat, la entidad recaudadora, todavía no cuenta con una plataforma disponible para recibir estos pagos.
El año 2020 no luce muy positivo para el gobierno de Maduro. La administración debe pasar de los anuncios etéreos a la adopción de medidas coherentes que permitan contener el derrumbe de la economía. Esa es la única forma de empezar a corregir el rumbo.