Home

Cultura

Artículo

MUSEOS

A quejarse al ‘mono de la pila’

El Museo de Arte Colonial, de Bogotá, abrió de nuevo sus puertas: allí reposan tesoros como ‘El símbolo de la trinidad’ o el ‘Jarrón hongo’.

5 de agosto de 2017

EEl 6 de agosto de 1942, un día antes de finalizar su periodo de gobierno, el presidente Eduardo Santos Montejo inauguró el Museo de Arte Colonial de Bogotá. Y 75 años después, el actual mandatario, Juan Manuel Santos, dirigió su reapertura.

El Ministerio de Cultura restauró la antigua Casa de las Aulas de la Compañía de Jesús, un inmueble de más de cuatro siglos ubicado en el barrio de La Candelaria, y modificó el guion curatorial de las cinco salas permanentes del museo. Lo hizo tras consultar con el público por los imaginarios que tenía del periodo colonial.

Los resultados de la encuesta arrojaron una visión anclada a la educación del pasado. Algunos de los mitos incluyen la leyenda negra de la Conquista, la superioridad de los españoles y el debate entre cristianismo e Ilustración. A partir de las respuestas, los expertos definieron los ejes temáticos para estructurar las salas.

Le puede interesar: El diplomático francés que retrató la Colombia de finales del S. XIX

La colección de la sala cinco, curada por Anamaría Torres, es una de las más llamativas. El espacio busca relacionar el pasado y presente del arte colonial e ilustra los oficios y saberes que aún se manifiestan en la cultura actual. Esta herencia está en figuras devocionales como san Antonio de Padua, para encontrar el amor; en el Divino Niño, que se utiliza como amuleto de protección; y en fiestas como la de san Pacho en Quibdó, que veneran a san Francisco de Asís.

Una de las técnicas más representativas de la exposición es el barniz de Pasto, una artesanía que existe desde tiempos prehispánicos y hoy sigue vigente en Nariño. Durante la Colonia la emplearon para adornar toda clase de muebles como escritorios, marcos y atriles. Por eso una pieza con esta técnica, dice Constanza Toquica, directora del museo, “tiene el conocimiento de tres continentes: su forma es europea, la decoración americana viene de una semilla llamada mopa-mopa que solo se da en la región andina del Putumayo, y las formas de las flores que decoran son asiáticas”.

En la colección se destaca además El símbolo de la trinidad (siglo XVII), una obra atribuida a Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos, una representación de iconografía religiosa que tiene al padre, al hijo y al espíritu santo, tres hombres en uno solo.

En el museo también está la primera fuente hídrica de Bogotá que dio origen a la frase “¡a quejarse al mono de la pila!”. Los ciudadanos recogían agua de esa pila que estaba en la plaza de Bolívar, que para la época de la Independencia se llamaba la plaza Mayor. En 1846 la estatua del Libertador reemplazó a la fuente, y después de pasar por diferentes lugares estuvo en el Museo Nacional y en 1942 llegó al Museo Colonial.

Puede leer: Las caras del conflicto en un museo

Actualmente, el recinto conserva un total de 1.605 piezas que incluyen esculturas, pinturas, mobiliario, platería, textiles, artes decorativos, libros y documentos del periodo. Para esta reapertura, que requirió una inversión de 8.000 millones de pesos, estarán expuestas 339 obras.

La principal apuesta del museo no solo es acercar a los colombianos a una nueva imagen de la historia colonial, sino presentar exposiciones temporales. Una de las destacadas se realizará en mayo de 2018 sobre la minería en Chocó. Porque otro de sus propósitos es servir de escenario de inclusión y diversidad. n