Home

Cultura

Artículo

ADIOS MUCHACHOS

El retiro de Ernesto Acher plantea la posibilidad de que el grupo cómico-musical Les Luthiers se desintegre

29 de diciembre de 1986

Al grupo rgentino Les Luthiers, "mamagallista" por excelencia, que le ha dado vuelta al mundo burlándose de la música culta, de la popular, de reyes matemáticos y aun, de la guerra, en días pasados le ha sucedido algo serio. Uno de sus integrantes, Ernest Acher, se fue--literalmente--con su música a otra parte.

"Se llegó a un acuerdo de separación amigable", dijo Acher a SEMANA, como si se tratara de un divorcio. Y no es para menos. Acher fue último en entrar a Les Luthiers hace 16 años, cuando el grupo ya llevaba cuatro años actuando y el enorme éxito que ahora tiene apenas comenzaba a esbozarse.

"Fue una decisión bilateral", dijo prudentemente la voz oficial del conjunto a SEMANA, sin querer entrar en más detalles. Pero parece que la diferencias surgieron a raiz de desencuentros artísticos.

"Teníamos distintas opiniones sobre los temas de trabajo y estas derivaron en discusiones que hicieron que una labor que era básicamente divertida se volviera incómoda", dijo el disidente.

No fue fácil, admiten ambas partes. Hubo meses de largas negociaciones, que incluyeron abogados, sicoanalistas--como todo en Buenos Aires--hasta que se tomó la decisión de partir cobijas. Pero tampoco fue dramático. Acher se sentía "un poco solo" en su idea sobre el camino que debería seguir el grupo y los demás disintieron. "Entonces lo más razonable fue abrirse", dijo el ex Luthier.

Es la segunda vez que Les Luthiers pierde a un integrante. Sólo que la primera sí fue una tragedia. En 1973 murió Gerardo Masana--gestor de la idea del grupo y creador de muchos de los estrambóticos instrumentos que aún hoy se utilizan. Desde entonces quedaron los seis que hasta septiembre pasado integraron el conjunto.

"El grupo se adaptó a la falta de Gerardo--era apenas el principio y todo era más flexible--", recuerda Acher. "Pero su humor no pudo ser reemplazado porque era muy de él".

Ahora, como entonces, Les Luthiers van a tener que cubrir el vacío que produce la salida de un integrante. "No vamos a reemplazar a Ernesto Acher", dijo el vocero del grupo.
"Simplemente es una cara que no está más. Los demás van a suplir sus tareas". Aunque en este caso, lo contrario que en el anterior, nadie se ha muerto y la transición ha sido lenta y estudiada y no súbita, es de esperar que se roten algunos cambios.

Como los demás, Acher hacía un poco de todo, pero aportaba más del lado de la música. Además de hacer orquestaciones e instrumentalizaciones, era el "especialista" en jazz de conjunto. También tocaba una gran gama de instrumentos: vientos, percusión y algo de piano.

En gran parte por su aprendizaje musical en Les Luthiers, Acher dice "sentirse razonablemente equipado para dedicarse a la música". Desde el divorcio, ha comenzado una intensa actividad como músico --ya totalmente desvinculado del grupo. En dos meses ha formado un cuarteto de tango a dos voces, con bandoneón y guitarra y prepara un espectáculo para el año entrante, tiene dos grupos de jazz en proyecto, está componiendo la musica para un largometraje para niños y está planeando grabar sus propios discos.

Los pocos que se han percatado de la salida de Acher--pues aunque sólo cinco Luthiers ya han dado recitales en Argentina, la prensa aún no lo ha publicado-consideran que lo ha hecho en el momento en que el grupo alcanzaba la cúspide.
El reciente homenaje que le rindió el público porteño a Les Luthiers en su unica presentación en el Teatro Colón de Buenos Aires, que incluyó una orquesta con integrantes de su elenco estable, es el símbolo más fehaciente de su consagración como artistas .
Inclusive en el ensayo general, a las 11 de la mañana, un lunes, el teatro estaba repleto de gente aplaudiendo incansablemente. La escisión se produjo justo después de este gran show.

Según Acher, a él ya le había llegado la hora de cambiar. "Las cosas nacen, crecen y lerminan y la sabiduría a la que uno aspira es saber salirse a tiempo".

No obstante, no se puede decir lo mismo de Les Luthiers. Si bien algunos han criticado su último espectáculo "Por humor al arte" por tener muchas cosas repetidas y algo de "coge fama y échate a la cama", los aplausos del Colón y los que han seguido aún después de la salida de Acher, indican que veta artística está lejos de haberse agotado.

"El talento está intacto", dijo el ex Luthier. "Un continuado éxito en el futuro dependerá de ellos, de si tienen el empuje suficiente para mantelos que los conocen dicen que ánimo les sobra. Más bien creen que como su magia radica en la tradición toma pelo, en la medida en que no se tomen en serio este serio incidente tendremos, como dijo su representante a SEMANA, Les Luthiers para rato . --

JUNTOS PERO NO REVUIELTOS
¿Qué pasará con los miembros de Les Luthiers después de su separación? ¿Podrán, por separado, alcanzar tan altas cotas de calidad en las interpretaciones de algún nuevo "Tubófono silicónico-cromático"? La experiencia parece indicar que no. Los integrantes de los conjuntos musicales no siempre logran brillar por separado con niveles de éxito semejantes.
Los casos se cuentan por cientos.

Parece ser una constante que los grupos musicales, tarde o temprano, se separan y no siempre luego de haber agotado todas sus posibilidades artísticas. Salvo casos excepcionales, como en nuestro medio Garzón y Collazos, que cumplieron su ciclo juntos, existe la tendencia a la desintegración ·más o menos prematura.

El nivel de contacto personal que existe entre sus integrantes, la necesaria convivencia prolongada en las giras y en fin, la actividad musical misma, que exige un alto grado de colaboración personal mutua, terminan por crear tenslones, resquemores, celos y hasta antipatías, que a la postre derrumban los cimientos del grupo.

La generación que en los años sesenta conoció a los Beatles fue la misma que años más tarde, convertida en esa nueva especie de ejecutivos alegres, gozó con la irreverencia de Les Luthiers. Por eso hoy, al desintegrarse el conjunto argentino, recuerda la tristeza que sufrió por la separación de sus juglares británicos.

En el caso de los Beatles se sumaron factores externos que agudizaron las tensiones que venían creándose casi desde la iniciación de su meteórica carrera.

Es ya axiomática la responsabilidad que los "verdaderos" fans de los muchachos de Liverpool atribuyeron a la aparición de Yoko Ono en la vida de John Lennon. Sea o no tan determinante como los ortodoxos de la "beatlemanía" afirman, la presencia de Yoko marcó en forma indeleble la evolución de los Beatles hacia su separación.

El conjunto que revolucionaría el mundo de la música, se encontraba atravesando a velocidad de crucero por una etapa de sin igual creatividad que había de producir obras como "La banda de los corazones solitarios del Sargento Pimienta". Fue entonces cuando John Lennon, muchas veces descrito como el más inquieto y genial del grupo, conoció en una galería de arte de Londres de 1966 a Yoko Ono.

Hija de un banquero japonés bastante bien acomodado, Yoko era un exponente típico del avant-garde más recalcitrante. Después de una esmerada educación en los Estados Unidos se casó con un músico japonés ante el escándalo de su familia. Cuando Lennon la conoció, Yoko tenía ya a cuestas un segundo matrimonio con un artista conceptual, y había trabajado en conciertos con John Cage, músico de vanguardia famoso por su "piano preparado" .

Tan avanzada sofisticación no pudo menos que producir escozor en los demás integrantes del grupo que seguramente vieron amenazado el ascendiente popular que los caracterizaba y que no desmerecía la calidad de su música. La identidad del grupo, sin considerar los antagonismos y celos personales y profesionales que ya afloraban, se veía amenazada desde dentro, al separarse John de su esposa Cynthia y enamorarse de Yoko y su mundo.

No pasaría mucho tiempo antes que Lennon se convirtiera en asiduo colaborador de Yoko en sus proyectos.
Hicieron juntos varias películas underground, y hasta grabaron discos por su cuenta. Lennon se alejaba irremisiblemente.

Uno tras otro, el resto de los Beatles fue cayendo cada vez más en la necesidad de tener suficiente espacio vital luego de una década de tensiones ideológicas. El temperamento de cada uno fue manifestándose casi con violencia. McCartney algo frívolo, Harrison místico, Lennon político y Ringo sociable y popular. El desenlace no se hizo esperar: luego de un período de dos años caracterizado por una cohesión bastante débil, en 1969 Lennon anunció su separación, poco después de completar el álbum Abbey Road.

Lo demás, es historia. Los fans de los Beatles, tal vez los mismos de Les Luthiers, han debido conformarse desde entonces con los recuerdos.
Una vez más se confirmaba aquello de "juntos pero no revueltos".--