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La 'Obra completa de Mozart' en 170 compactos lucha contra la piratería con un arma mortal: calidad y precio.

Emilio Sanmiguel
11 de junio de 2006

El asunto es de matemática elemental: se divide 525.000 entre 170 y el resultado es 3,088 pesos por disco. Ciento setenta compactos tiene la colección Wolfgang Amadeus Mozart: Complete Works que el sello holandés Brillant Classics -que representa y distribuye en Colombia Forum Discos- ha puesto en el mercado internacional. Contiene la obra completa del compositor austríaco a propósito de los 250 años de su nacimiento en Salzburgo el 27 de enero de 1756.

Cuando la piratería está llevando a la industria discográfica a la mismísima ruina, Brilliant Classics parece resuelta a dar la brega en el más efectivo campo de batalla: el del los precios. Tres mil ochenta y ocho pesos y aproximadamente 70 minutos de música por compacto son, francamente, una ganga: 525.000 pesos vale la colección. Para encontrar un "quemado pirata" de ese precio hay que "sudar la gota gorda".

Precio irrisorio y virtualmente capaz de romperle el espinazo a la piratería. Hasta cómico, como cualquier escena de Las Bodas de Fígaro, la ópera que Mozart escribió en medio de una atmósfera hostil en la Viena de 1786, obra maestra del teatro del siglo XVIII, que viene en una versión brillantísima de Sigiswald Kuijken al frente de su célebre orquesta La Petite Bande; Kuijken también dirige Don Giovanni y Così fan tutte porque Flauta mágica y Rapto en el Serrallo están bajo Charles Mackerras, Idomeneo bajo Hans Schmidt-Isserstedt; Finta Giardiniera y Lucio Silla tienen la batuta de Sylvain Cambreling, para citar apenas las óperas de madurez.

En la selección de intérpretes está uno de los pilares del asunto, porque la recopilación no se hizo a la ligera y por el embeleco de reunir las más de 200 horas de música que Mozart escribió a lo largo de los 30 años que dedicó a la composición, porque creó su Minueto K.1 en sol mayor en Salzburgo a los 5 años (lo toca Guy Penson en clavicordio) y siguió componiendo hasta el 5 de diciembre de 1791, día de su muerte en Viena, cuando intentaba completar el Réquiem K.626, en versión dirigida por Nicol Matt.

Brilliant Classics es perfectamente consciente de que no es pionera en la realización de un proyecto de estas características: en 1991 lo hizo Philips para el bicentenario de la muerte de Mozart. En 2006, varias disqueras se embarcaron en proyectos similares. Pero los tiempos cambian. En el 91, Philips no tuvo competidores y puso sus propias reglas al juego, al fin y al cabo la piratería era un asunto inimaginable en ese momento.

Hoy las cosas son a otro precio. Entre otras porque la mozartmanía desatada en el 91 llevó a las disqueras a construir verdaderos patrimonios mozartianos que permiten hoy ofrecer incluso obras poco comerciales, como las sinfonías compuestas en Londres o los cuartetos italianos -obras de la infancia- hasta las piezas escritas para ceremonias en la Logia masónica vienesa, a la que Mozart ingresó en 1784.

Hacerse a la colección de 170 compactos con la obra completa de uno de los grandes maestros del clasicismo no es un asunto para iniciados o especialistas. Mozart, como hombre que fue de su tiempo, escribía con el único propósito de agradar a sus oyentes. Él mismo así lo dice en algunas cartas de su mano que han llegado a nosotros: "Compuse así para que resultara agradable a los menos entendidos y con suficientes sutilezas para sorprender a los avezados". Resulta difícil, casi imposible, captar en su música las angustias y penurias de ciertos momentos de su vida. Hay quien asegura detectarlas en la instrumentación de una sinfonía o en la tonalidad de una sonata, pero a la final Mozart es asequible y agradable a todos.

Curiosamente no fue un hombre particularmente preocupado por los movimientos políticos, o sociológicos de su tiempo, como la revolución que se gestaba entonces en Europa. Por ello resulta paradójico que protagonice esta suerte de cruzada contra la piratería. Algo más consecuente con el idealismo de un Schumann o un Beethoven, por ejemplo. Pero es Mozart quien da la batalla. Y parece que la gana. Porque Brilliant Classics resolvió tocarles el bolsillo a los melómanos. Y el bolsillo es muy sensible a estos escarceos.