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AMADEUS

Cuando los músicos se ponen verdes de la envidia

1 de julio de 1985

Imposible escribir sobre "Amadeus" con mente fría y con la "distancia" o imparcialidad que se le suele exigir al crítico. Es una película hecha con pasión. A los cinco minutos de proyección hay que abandonar todo intento de seguirle el trazo lógico porque "Amadeus" arrasa con todo cálculo y conduce al espectador a la tierra de lo imprevisto, de la desmesura y cuando uno menos se da cuenta, está envuelto en el torbellino de emociones que provocan las vidas de Mozart y Salieri. En medio de esas fuerzas encontradas lo mejor que nos podria suceder como espectadores seria que sintiéramos lo mismo que siente el sacerdote que escucha la confesión de Salieri: el derrumbe completo de todas nuestras seguridades.
Y ese es el primer aspecto genial del "Amadeus" de Milos Forman: la vida de Mozart está contada por Salieri, tal como él la vivió, pero no nos la cuenta directamente a los espectadores sino al confesor, como si éste representara al espectador dentro de la obra y fuera el primero en sentir las consecuencias de esa lucha a muerte entre los dos músicos: Mozart y Salieri. Aunque en realidad no es una lucha porque Mozart en ningún momento rivaliza con Salieri, más aun, lo cree su amigo y apoyo ante el Emperador. Es Salieri el que ve en Mozart un rival y trata de destruirlo. Me impresionó la cantidad de niños de primero o segundo de bachillerato en el teatro. Y salieron emocionados. Es quizás el público más heterogéneo que he visto en un teatro para una película de estas características. Pero pensándolo bien no es extraño.
EL ESPECTACULO MULTIPLE
Tiene "Amadeus"dos elementos que pueden explicar la diversidad de públicos: el espectáculo el conflicto de la rivalidad. Es ante todo una película espectáculo, sin miedo a lo barroco, a lo exagerado, al impacto de lo imprevisto. Desbordante para los sentidos no sólo por la música sino por las situaciones y los personajes. Sólo que no se trata de una espectacularidad gratuita, sino que contrasta con la solemnidad de la corte de Viena a donde llega Mozart a sembrar el desconcierto, sin proponérselo, con su presencia sus modales y su música. Todo alií eran normas. Normas para los comportamientos, normas para el arte. Basta una pregunta íngenua de Mozart ("¿ cuándo son demasiadas las notas en un compás?") o la ejecución de una de sus obras para que salten en mil pedazos todas las normas. Las miradas de los consejeros imperiales se buscan en procura de un argumento que nunca llegará.
La rivalidad. Todo el que alguna vez haya visto televisión, niño o adulto, reconocería el argumento montado sobre la lucha de dos seres por ser el mejor y por ser reconocido como tal, o sobre el deseo del inferior por superar al más fuerte, al más hábil o al más inteligente. Aunque éste, como en el caso de Mozart, nunca se dé cuenta de la rivalidad del otro, de Salieri. A partir de ahí comienza lo nuevo, lo que no es tan reconocible:
Salieri, el rival, el hombre que ante Mozart ha sentido su propia mediocridad, logra si no superar al genio sí vencerlo con la muerte. Y ahí es donde se hace grande y único Salieri, porque logra destruir a Mozart dominando su secreto más profundo: la identidad que hay en éste entre vida y música. El es el único que lo percibe, por eso lo induce a componer el Réquiem. Mozart también lo presiente, o quizá íntimamente sepa que terminar esa Misa de difuntos es darle fin a su propia vida, y se resiste a componer lo que Salieri le pide, pero finalmente cede ante la fuerza de algo así como un destino. Ese momento de la película en que Salieri acompaña a Mozart en el acto creativo de los últimos compases del Réquiem, vale por muchas películas.
VIDA HECHA CINE
Hay otras dimensiones en "Amadeus". Está el conflicto del artista sometido a múltiples presiones: el poder político y religioso, el dinero, las normas de la época que rigen la estética y los gustos, la influencia de la propia vida. Está también, muy ligado con lo anterior, la lucha del arte contra las teorías que intentan someterlo a cumplir "funciones" (el arte debe ennoblecernos, argumentan los consejeros del Emperador para impedir que Mozart estrene "Las Bodas de Fígaro"). En este campo del arte lo que mas me intereso fue la nueva imagen de Mozart. Yo esperaba al músico de élite, para iniciados y me encontré con un Mozart que recoge el ritmo de la calle, de los mercados, de los bares, cuyas óperas son representadas con éxito impresionante en los teatros populares. Le dejo a los expertos el problema histórico, pero si Mozart fue así, si su música fue una ruptura con la estética cortesana de la época al expresar la vida de las gentes, alguien tiene que explicarnos en que momento y en virtud de qué fenómenos su música se volvió "culta", exclusiva para el uno por ciento.
Otra dimensión de la película es el conflicto interno de Salieri, su lucha profunda con Dios que le ha dado un inmenso deseo de cantarle y, simultáneamente, lo ha hecho mudo, no en el sentido de que no pueda hablar sino de mediocridad. Quisiera tener el genio de Mozart y se rebela contra Dios que hizo al revés las cosas: a Mozart, el pretensioso y libidinoso, le dio las facultades y a él, el recto, sólo los deseos de alabarle.
Sobre estos y otros muchos puntos se podría seguir comentando, y seguramente lo harán los espectadores.
No quiero terminar sin resaltar la forma como la pelicula se compenetra con el espiritu del conflicto central entre Salieri y Mozart, entre la norma y la fuerza de la emoción que se hace arte, entre esa concepción que divide entre espiritual y material y una práctica que integra todas las fuerzas en una sola expresión. Esos conflictos necesitaban ese ritmo vertiginoso de "Amadeus", esa exuberancia, ese calor en los personajes y, sobre todo, esa fuerza para colocarnos de parte de Mozart y, simultáneamente, hacernos vibrar con la angustia de Salieri.
Ya Milos Forman habia dado muestras de esa pericia en "Atrapado sin salida" y en "Búsqueda insaciable", películas que también toman momentos de ruptura social y que cuentan historias de seres enfrentados a normas y reglas.
Al final, cuando creiamos que ya habiamos visto todo, aparece la cara descompuesta del sacerdote que, como nosotros ha visto y escuchado la historia. Cuando entró a la celda estaba muy seguro, ahora sabe que las verdades absolutas y los juicios tajantes han entrado en crisis.
Hacía rato no se veia una película que le diera brillo a los premios Oscar. -
-Hernando Martinez Pardo

¿IRRESPETO A MOZART?
Enconadas polémicas entre melómanos y críticos ha desatado "Amadeus", la película sobre la leyenda del odio que el compositor Antonio Salieri sentía por el gran Wolfgang Amadeus Mozart. El guión de lo que la crítica cinematográfica internacional ha sido unánime en considerar como una obra maestra, recrea la presunta visión que tenía Salieri de su contemporáneo y colega cuando al-final de su vida, y en medio de su locura senil, se proclama su asesino. El anciano narra en cámara toda la trama, desde un sanatorio mental, y es evidente que su propia verdad se mezcla con fantasías demenciales y visiones subjetivas.
"Amadeus", al contrario de lo que parece, no es una película sobre Mozart, es un filme sobre el drama de un Salieri turbado mentalmente, quién muchos años después de la muerte de su rival, aún no puede aceptar la existencia de tanto talento musical en un ser que a él le parecía repugnante.
Las opiniones adversas sobre "Amadeus" provienen casi todas ellas del purismo musical, cuya ortodoxia ha protestado por lo que considera un tratamiento irrespetuoso de la figura histórica de Mozart. Primer error. La película no pretende ser un documento; al contrario, el guión, con una finalidad claramente efectista y teatral, escudriña la intimidad del verdadero protagonista y plantea una suposlcion sobre lo que este personaje, exitoso, convencional e inseguro, siente frente a un joven impertinente, libertino, anticonvencional, pero sobre todo genial. El guionista y el director son al respecto bien claros: quien juzga la personalidad de Mozart es Salieri, y el juicio es, por supuesto, subjetivo. Además, Salieri mismo es en "Amadeus" un personaje teatral, y en consecuencia tampoco pretende ajustarse rigurosamente a lo histórico. Lo dramático, aunque utilice personajes reales, puede reelaborar situaciones, especular o enunciar tesis. De no ser asi, todo el arte teatral perdería validez y se limitaría a ser un simple recuento documental.
También se acusa a "Amadeus" de hacer demasiado énfasis en el Mozart compositor de ópera, dejando de lado otros aspectos fundamentales de su obra. Hay que insistir de nuevo en que "Amadeus" no es una biografía de Mozart, ni mucho menos un inventario de su vasta obra musical. No se puede olvidar que la narración esta centrada en la visión que tiene un compositor de ópera sobre otro compositor; por ello es coherente que, en el guión, la piedra angular de los celos de Salieri sean precisamente las maravillosas óperas de un advenedizo, que competían de manera tan brillante con el trabajo del compositor oficial de la Corte vienesa.
Finalmente, los puristas opinan que lo más grave de "Amadeus", es que para numerosas personas la película será, tal vez, la única referencia sobre la vida de Mozart y no es veraz. Este punto, paradójicamente, es el que menos preocupa. ¿Qué importa la opinión que sobre la vida de Mozart tenga un público masivo, mientras en compensacion es alcanzado por su música?
La vida de Mozart no es dogma de fé, ni el compositor fue grande por su conducta. En cambio, "Amadeus" a través de una espléndida banda sonora, grabada por la Orquesta de Saint Martin-in The Fields bajo la dirección de Neville Marriner, es un excelente medio de difusión para lo que sí es trascendental en Mozart: su música.
Fernando Toledo
LA MUSICA DE "AMADEUS"
La banda sonora de la película fue grabada por la gran Orquesta inglesa de Saint Martin-in the Fields, bajo la dirección de Neville Marriner. En la interpretación de las diferentes obras que se escuchan durante la película intervinieron numerosos e importantes solistas como las sopranos Felicity Lott, Isobela Buchanan y el barítono Sammuel Rammey, además del coro londinense de la Abadía de Westminster. He aquí los principales fragmentos musicales, todos ellos de Mozart:
-Sinfonia 25 en Sol menor. Primer movimiento .
-Serenata para instrumentos de viento, Opus 361. Tercer movimiento.
-El rapto del serrallo. Final turco.
-Sinfonía 29 en La. Primer movimiento.
-Concierto para dos pianos. Opus 365. Tercer movimiento.
-Misa en Do mayor. Kirie.
-Sinfonia concertante. Primer movimiento.
-Concierto para piano N° 20. Segundo movimiento.
-Las bodas de Fígaro. Actos III y IV.
-Don Juan. Ultimo acto.
-Réquiem. Introito, Dies Irae, Rex Tremendae Majestatis, Confuntatis Lacrimosa
-La flauta mágica. Actos I y III. -