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Louise Chevillotte y Esther Garrel personifican a dos muchachas, de la misma edad, que deben vivir juntas cuando una de ellas se convierte en la novia del padre de la otra.

CINE

Amantes por un día

La nueva película del francés Philippe Garrel sigue con elegancia y algo de melancolía la convivencia que se da entre un profesor universitario, su hija y su novia. *** ½

11 de agosto de 2018

Título original: L’amant d’un jour

País: Francia

Año: 2017

Director: Philippe Garrel

Guion: Jean-Claude Carrière, Caroline Deruas-Garrel, Philippe Garrel y Arlette Langman

Actores: Éric Caravaca, Louise Chevillotte y Esther Garrel

Duración: 76 min

Además de prolífico, el director francés Philippe Garrel ha sido de una constancia absoluta. Desde el comienzo de su carrera (su primer largometraje, El niño secreto, es de 1982, pero había comenzado a hacer cortos a mediados de los sesenta) ya tenía definido el mundo en el que se movería, un espacio emotivo, vital, tranquilamente decadente, de una elegancia lavada como la de un cojín de terciopelo desteñido por el sol.

Y aunque Amantes por un día no es lo mejor que ha hecho –sus cuatro películas de los noventa están, para mí, entre lo mejor del cine mundial de esa década–, siempre es reconfortante encontrarlo con sus manías y reiteraciones, con sus hombres atormentados y mujeres intensas, con sus conversaciones sobre el sentido de la vida, con un París que se niega a ceder ante el envión de la globalización y con su rechazo discreto a cualquier tecnología más reciente que los teléfonos de mesa (a veces hay un celular, pero nada más).

Quizás habría que decir que las películas de Garrell son un gusto adquirido. No hay acá ninguna intención de redondear los detalles del conflicto, ni en delinear claramente una lección, ni en ofrecer vistas turísticas de nada.

Es un cine de pocos personajes y acá está centrado en las relaciones entre Gilles (Éric Caravaca), un profesor universitario; su estudiante Ariane (Louise Chevillote), con la que vive sin que sus colegas lo sepan; y Jeanne (Esther Garrel), la hija del primero que tras una pelea con su novio se muda al apartamento paterno.

Las relaciones que se generan entre los tres están llenas de matices y riquezas dramáticas. Las dos muchachas tienen la misma edad y la película diestramente delinea la tensión que, hay entre las dos, mostrando como la convivencia hace emerger chispazos de rivalidad y de solidaridad, de cariño y desconfianza.

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La complejidad acá viene de capturar esa inconstancia de la naturaleza humana tan reconocible y, aún así, tan raramente capturada en el cine (¿será por creer en la unidad de la personalidad? ¿Por evitarse los enredos con personajes contradictorios? ¿Para no alienar al público?).

Quizás habría que decir que las películas de Garrell son un gusto adquirido. No hay acá ninguna intención de redondear los detalles del conflicto, ni en delinear claramente una lección, ni en ofrecer vistas turísticas de nada. El énfasis está en estas vidas que tienden a lo melancólico y que se viven intensamente, que invariablemente sufren víctimas del precario equilibrio que se da entre la libertad individual y las relaciones de pareja.

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Justamente en el choque entre estas dos ideas se sitúa esta película compacta y hermosamente filmada en blanco y negro para pensar en el amor, en los límites de las teorías sobre la independencia de cada quien y sobre los romances intergeneracionales que funcionan (o dejan de hacerlo) no solo por la felicidad, comprensión y compañía que los involucrados pueden generar entre sí, sino por las circunstancias externas en las que existe.

Al darles cabida tanto a los gozos como a las preocupaciones del emparejamiento, Garrel logra hacer un retrato que revela cómo las parejas existen con una dinámica propia que evoluciona y muta, en una muestra de sabiduría e inteligencia que nada tiene que ver con todas esas películas de amor que se cierran con un “fueron felices y comieron perdices” tan reconfortante como increíble.

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Misión: imposible, repercusión ***

La nueva versión de la saga protagonizada por Tom Cruise está llena de persecuciones contra reloj y saltos al vacío.

Pájaros de verano ***

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Los increíbles 2 ****

La mejor película de superhéroes del año retrata con humor, calidez y drama superpoderes y superproblemas familiares.