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AMOR AL ARTE

Mil millones de dólares en cuadros regala un mecenas gringo al Metropolitan de Nueva York

6 de mayo de 1991

LOS MUSEOS QUEdaron al borde del estancamiento desde cuando las obras de arte resultaron más rentables que las acciones de bolsa. Las subastas de Christie's y de Sotheby's empezaron a despertar desde 1980 más interés que las ruedas de Wall Street. Tener un Gauguin o un Van Gogh se volvió cada vez más difícil para los grandes museos del mundo.

Por eso cuando el empresario Walter Annenberg -embajador de Estados Unidos en Gran Bretaña durante el gobierno Nixon- le ofreció en préstamo su colección de 50 pinturas de artistas inmortales a los principales salones del arte en su país, se originó una competencia sin precedentes entre los museos norteamericanos. Todos esperaban que Annenberg se conmoviera con su situación y decidiera donar alguna de sus joyas.

Annenberg había rechazado la oferta de un grupo japonés que quería comprarle su colección de cuadros de Monety, Gauguin, Toulouse-Lautrec, Bonnard, Picasso, Cézanne y Van Gogh, entre otros, por mil millones de dólares. Estuvo tentado a exibirla por sus propios medios en su casa de campo Rancho Mirage en California, donde pensaba construir una galería. Pero hace unos días prefirió donarle su colección al Museo Metropolitano de Arte, de Nueva York, en lo que constituye el mayor legado que haya recibido esta institución en su historia.

Como si fuera poco, Annenberg está contemplado la posibilidaad de correr con los gastos de remodelación del ala del muuseo donde sería exhibida su colección. La inversión podría superar los 10 millones de dólares.