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Arte y oficio

Anna María Botero expone cerámicasen la Galería El Taller y esculturas en la Galería Diners.

11 de marzo de 2002

Para la civilización occidental la cerámica es un arte menor. Para los orientales, en cambio, es un oficio sagrado y trascendental pues platos, vasijas y jarrones se encargan de enaltecer la vida cotidiana. Como Anna María Botero recuerda, los platos son el último lugar que tocan los alimentos antes de entrar al cuerpo, y qué duda cabe de que el alimento para el cuerpo está íntimamente ligado al alimento para el alma, que es la estética. Es por este motivo que ella, una estudiante de biología que de pronto sintió el llamado del arte y le cambió el rumbo a su vida, se ha tomado muy en serio su oficio de ceramista al tiempo que esculpe en materiales como la piedra y el bronce.

Su búsqueda estética la llevó por los caminos de la arquitectura y el arte precolombino, lo que explica su gran facilidad para representar los objetos de la naturaleza y la vida cotidiana con base en formas y volúmenes que al proyectarse en el espacio recuperan patrones propios de la arquitectura, mientras que del diseño precolombino rescata su gran capacidad para la síntesis y para la representación geométrica de plantas, animales y seres humanos. De la cerámica también destaca la obra que se hace en serie. En la repetición de una forma está la perfección, dice ella. Por eso en tal repetición hay un gran placer estético para el ceramista, lo que en términos de la meditación se llama mantrem.

En la Galería El Taller presenta una muestra de su obra reciente bajo el nombre de Lo utilitario en el quehacer cotidiano mientras que en la Galería Diners es posible apreciar sus últimas esculturas. Esta exposición estará abierta al público hasta el 6 de abril.