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Bailando en el cementerio

Una sátira que, no obstante ciertos detalles memorables, consigue pocos momentos sorprendentes. **

30 de mayo de 2004

Título original: Plots with a view.
Año de producción: 2002.
Dirección: Nick Hurran.
Actores: Brenda Blethyn, Alfred Molina, Christopher Walken, Robert Pugh, Naomi Watts, Lee Evans, Jerry Springer.

Pocos chistes dan en el blanco en esta comedia negra. El guión trata de reírse de las situaciones más escabrosas, el director les impone un ritmo frenético a las escenas determinantes y los actores caricaturizan todo lo que pueden a sus personajes (Brenda Blethyn le pone algo de maldad a la señora inglesa que siempre interpreta, Alfred Molina nos hace caer en cuenta de que también puede tener cara de enterrador, Naomi Watts resulta irreconocible como esa arpía que quiere quedarse con todo), pero la verdad es que uno sólo sonríe, durante casi toda la película, para que los realizadores no pierdan semejante esfuerzo. No, tampoco es mala. Aunque todo ocurre porque sí, porque la historia no tiene sentido, porque parece chistoso, inglés e irreverente (el funeral al estilo Viaje a las estrellas, que suena divertido en las palabras, resulta lamentable en las imágenes), ciertos detalles nos hacen pensar que no hemos perdido el tiempo por completo.

Cito tres: la fascinación que siente aquel pequeño pueblo galés por el amarillista programa de televisión de Jerry Springer (el programa existe: es un show de Cristina en el que los invitados tarde o temprano quieren sacarse los ojos); la enfermiza relación entre el marido infiel y la secretaria sin escrúpulos; el momento en el que los dos protagonistas, la abnegada Betty Rhys-Jones y el honesto funerario Boris Plots, reconocen frente a un cadáver que desde niños han estado enamorados y que tendrán que hacer algo radical para que ese amor sobreviva a las penetrantes miradas de los otros.