Home

Cultura

Artículo

BIG NIGHT

Una elocuente película sobre los placeres de la buena mesa.

3 de noviembre de 1997

Directores: Stanley Tucci y Campbell Scott Protagonistas: Stanley Tucci, Campbell Scott, Minnie Driver, Tony Shalhoub, Isabella Rossellini, Ian Holm.
Elegida para cerrar la noche de premiación del pasado Festival de Cine de Bogotá, Big Night llegó para quedarse. Dirigida por Stanley Tucci y Campbell Scott -dos reconocidos actores que se estrenan como realizadores-, la película narra la historia de dos hermanos italianos (Primo y Secondo) y su aventura por coronar con éxito su carrera hacia la consumación del sueño americano en Nueva York.
Ambos tienen fama de ser magníficos exponentes de la culinaria italiana y han montado un restaurante. Pero mientras el primero, artífice del menú, hace todo lo posible por respetar el culto hacia la buena mesa a pesar del riesgo de perder los clientes, el segundo, encargado de la financiación, está dispuesto a ceder a los caprichos de los maleducados comensales neoyorquinos con tal que el negocio triunfe.
La película gira en torno al desespero de estos dos ilusionados socios por salvar el restaurante de la quiebra. Pero más allá del pretexto que suscita la acción, la esencia de la cinta radica en la observación. La cámara se embelesa recreando el ambiente físico y sicológico en el que van desnudando su alma los personajes. Más que para relatar, la película está hecha para describir, y es en este profundo retrato donde está concentrada toda su energía.
Para los amantes de la buena comida Big Night posee todos los ingredientes de un suculento plato. Adobada con secuencias largas que recorren con elegancia y buen gusto cada uno de los rincones del restaurante y acompañan desde diversos ángulos la preparación de los alimentos, la cinta de Tucci y Scott invita al espectador a sumergirse en el maravilloso ritual de la cocina italiana, con sus finas hierbas, sus tomates y verduras, su pasta su rizzoto en un festín que parece no satisfacer nunca el apetito de los comensales. Todo esto con una carga emotiva que va minando la resistencia del público hacia un desenlace conmovedor y un epílogo cargado de significado.