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BORGES SUPERSTAR

Borges proyectaba una imagen pública que atraía más que sus propios libros.

12 de agosto de 1996

Borges, el palabrista
Esteban Peicovich
Ed. Prodhfi
Madrid, 1995 (segunda edición)
$ 30.000
Hubo dos Borges: el escritor y el otro. El último era ese anciano, ciego, cuya presencia causaba más expectativa que sus propios libros, cuyas boutades, impertinencias y simples opiniones públicas eran leídas con más avidez que sus poemas o sus cuentos. Era, en verdad, un espectáculo de inteligencia y de lucidez. Y sabía como nadie montar ese espectáculo, tan suyo, tan digno de ser aplaudido como el mejor y más publicitado montaje de Broadway: Borges Superstar. El poeta y periodista argentino Esteban Peicovich se propuso rescatar ese Borges, el del escenario, el pensador oral que, sin esta iniciativa, se hubiera perdido para siempre en periódicos, revistas, reportajes y charlas de circunstancia. De esas inagotables fuentes -Borges fue uno de los personajes más entrevistados de este fin de siglo- Peicovich seleccionó 320 textos muy breves, los cuales dividió en cuatro guías: de anécdotas, de sutilezas, de familia y de arte poético. El volumen trae también un apéndice con textos del autor sobre facetas humanas y políticas del argentino: Borges y el Nobel, Borges y Nueva York, Borges y Buenos Aires, Borges y la mujer, además de un reportaje a María Kodama, su compañera durante los últimos 20 años. Regresando a esos 320 textos, hay que anotar que se leen con verdadero placer. Allí está ese gran sentido del humor que usaba en sus respuestas, siempre agudas y muchas veces mordaces. Como quien habla de temas triviales va soltando teorías eruditas que muestran sus profundos conocimientos sobre los temas más diversos. De tal manera, como si hablara del tiempo o de la moda, se pasea por toda la cultura occidental y hasta por la oriental. Cita poemas de memoria, sagas irlandesas en irlandés, versos en alemán, habla de la Biblia, de la Odisea, del Corán, de Emerson, del Quijote, de las Mil y una noches, de la eternidad, del ajedrez, del fútbol, de los tigres, del color amarillo, del Uli ses, de Ortega y Gasset... Y lo hace como vacilando, casi presentando excusas por su ignorancia e incitando al entrevistador casual a que le ayude a recordar ese hexámetro de la Eneida... que finalmente suelta en latín. También está el Borges humano, que habla de su familia, de su infancia, de sus desgracias en el amor, de sus amigos. En fin: un espectáculo insuperable de humor, lucidez e inteligencia en 300 páginas.