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CAMBIO DE PIEL

Una aventura erótica y salvaje que va descubriendo la verdadera identidad de los protagonistas, es el tema de la ultima película de Jonathan Demme.

7 de septiembre de 1987

La escena es típica de un mediodía en un restaurante popular del Village, en Nueva York. El joven ejecutivo, bien vestido, apuesto y rubio acaba de comer, pide la cuenta y cuando la recibe, la esconde en la chaqueta y se marcha sin pagar. Entonces, en la calle, es detenido por una muchacha quien ha presenciado desde otra mesa toda la ridícula y doméstica maniobra. Le echa en cara su conducta, lo averguenza y cuando la situación es insostenible se ríe de él, se burla a carcajadas y lo invita a subirse a su convertible. Este hombre, Charlie, y esta mujer, Lulú, nunca debieron conocerse porque no tenían un solo elemento en común. Sin embargo, gracias al azar y el humor negro del director norteamericano Jonathan Demme, emprenden juntos la aventura más salvaje, erótica, disparatada e ilógica que hemos presenciado en muchos años. La aventura de una pareja que se dedica a hurgarse mutuamente mientras el uno le presta su piel al otro, mientras hacen que el otro comience a cambiar mientras se produce un cálido y contagioso proceso de ósmosis síquica y física que se convierte en una espléndida historia de amor.
"Totalmente salvaje" se llama esta película, protagonizada por Jeff Daniels (el actor que salta de la pantalla en "La rosa púrpura de El Cairo", la película de Woody Allen), y Melaine Griffith (la chica de "Doble de cuerpo"), con el tema de Celia Cruz que ya anticipa desde los créditos lo que viene: una crónica sobre el viaje desenfrenado que emprenden estos dos a través de autopistas, moteles, restaurantes, cafeterías, supermercados licorerías, la casa de la madre de ella, un baile nostálgico y el encuentro con todos los fantasmas, reales y ficticios del pasado turbulento de una mujer a quien podría calificarse, moderadamente, de ninfomaniaca depresiva.
"Totalmente salvaje" le propone al espectador una ruptura de todas las convenciones sociales, amorosas y sexuales. Plantea la aceptación de una aventura con una desconocida aunque ésta robe y mienta y utilice esposas y otros objetos para que su parejo quede cautivo en la cama. Indica el camino más corto a la felicidad, aun que produzca dolor y muerte. Empuja a quienes se dejan arrastrar por la timidez, a cometer actos osados y es más, les dice cómo deben cambiar del todo, transformarse, dejar como las serpientes esa piel usada y sucia que ya no tiene utilidad alguna.
Milan Kundera publicó recientemente en castellano un cuento en el cual una pareja de enamorados jugaba a que eran otros, totalmente distintos a lo que habian sido hasta ese momento y ella se convierte en una joven ramera y él la intrata y al final sólo les quedan las lágrimas. En esta película, él es un nuevo vicepresidente, su mujer ha escapado con un odontólogo, se divierte haciendo pequeñas trampas en restaurantes y tiendas, pasa por ser alguien estricto y limpio y, sin embargo, cuando conoce el cuerpo de esta muchacha, cuando ella lo esposa y lo somete a toda clase de recursos amorosos, se transforma. Por primera vez ejerce su personalidad, se lanza de cabeza a la aventura y poco a poco emerge su auténtico yo. Un proceso síquico semejante le ocurre a ella. Huyendo de un marido que estaba en la cárcel, cambiando de nombre y color de pelo, vistiendo como las vampiresas del cine mudo, acostándose con el que le provoque, va dejando una estela de mentiras y trampas sin que nadie llegue a conocerla bien. Hasta cuando aparece Charlie y la voltea al revés y la desnuda y la hace mirarse al espejo y ella comprende quién es y qué tiene que hacer para sobrevivir.
Demme, de la nueva generación de realizadores de Hollywood, no le ahorra al espectador ninguna emoción. El espléndido cuerpo de esta muchacha (hija en la vida real de otra actriz, Tippi Jedren, la de "Los pájaros"), es seguido por la cámara y las manos del amante. Para Charlie es un aprendizaje doloroso y agotador. Ella lo exprime, lo sacude, lo hace sufrir, lo lleva al éxtasis y enseguida utiliza la risa como forma de defensa. Es una relación sadomasoquista que recuerda en algunos momentos el infierno vivido por los amantes de "Portero de noche", pero aquí ellos no están sino ante un solo peligro, una sola amenaza: ellos mismos, lo que quieren de la vida y lo que toman todos los días y lo que dejan a los demás. Cuando lleguen las escenas del baile de la escuela, cuando aparezca la verdadera Lulú, cuando sus lágrimas indiquen algo más importante que los espasmos y las caricias, Charlie, lo mismo que el espectador entenderán que la piel que cubre la carne y los huesos de la chica ya no son los propios, ha cambiado con su compañero después de recorrer, como en "Busco mi destino", autopistas y moteles y zonas desérticas donde el amor levanta ampollas.