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CARACTER

Este intenso drama holandés se llevó este año el Oscar a la mejor película de habla no inglesa.

14 de diciembre de 1998

Director: Mike van Diem Protagonistas: Jan Decleir, Fedja van Huet, Betty Schurman, Victor Low, Tamar van den Dop, Hans Kesting Puede que el Oscar no sea el parámetro más elocuente para evaluar en Europa la brillante y corta carrera del realizador Mike van Diem. Pero el hecho de que lo haya obtenido con su primera película da para pensar que se trata de un director con un promisorio futuro. Y no es para menos. Carácter, la adaptación de la exitosa novela holandesa de Ferdinand Bordewijk, publicada en 1938, no sólo es una historia bien elaborada sino que coincide en su título con la templanza de su director a la hora de construir los personajes. Katadreuffe (Fedja van Huet) es el hijo ilegítimo de Draverhaven (Jan Decleir), un alguacil a quien toda Rotterdam teme por la crueldad de su carácter. Su madre, quien a pesar de haber quedado embarazada nunca quiso casarse, lo ha levantado con esfuerzo pero con el torpe orgullo de no querer deberle nada al oscuro Draverhaven. Sólo que el muchacho, quien ha aprendido a leer por su propia cuenta y en medio de su pobreza ha logrado aspirar al título de abogado, desea ser aceptado por su padre por cualquier medio posible. La incapacidad de Draverhaven para demostrar amor y la lucha de Katadreuffe por quitarse de una vez por todas el peso implacable del despotismo de su padre marcan el tono de un drama cruel, pero intenso, en medio del cual los sentimientos parecen ser más un obstáculo desgarrador de la existencia que un catalizador de esperanzas. Además de la adecuada ambientación de la Rotterdam de los años 30 la película tiene en sus personajes el mejor bastión para apuntalar la historia. Van Diem los ha trabajado con una solvencia que se nota en pantalla. La madre que transforma su orgullo en resentimiento, el padre que sólo puede amar a través del odio y el hijo que antes que vencer a su padre termina casi por parecérsele. Cada uno hace parte de un engranaje pasional que niega los sentimientos pero que no puede apartarse de la sensibilidad. Luego de haber asombrado a la crítica con Alaska, el corto estudiantil que lo dio a conocer en toda Europa, Van Diem se estrena en las grandes ligas cinematográficas con una cinta que, más que acertada en el tiempo, surge como la piedra angular de una carrera de la cual pueden esperarse muchas maravillas. Los personajes se niegan a liberar los sentimientos pero no pueden escapar a la sensibilidad