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Carmen de laboratorio

Por: Emilio Sanmiguel

Protagonizada por Marta Senn se estrena la noche del jueves 'Carmen' en el Colón, un experimento que hace de la popular ópera de Bizet una metáfora de la libertad y un nuevo espacio para el talento nacional.

En la historia reciente de la ópera en Colombia dos iniciativas han constituido la esencia misma del espectáculo. La primera fue liderada por Alberto Upegui Acevedo, quien en 1976 fundó la hoy llamada Opera de Colombia. A Upegui lo obsesionaba que ésta se nutriera fundamentalmente de talento local, y por lo mismo promovió la actuación de quienes en ese momento gozaban de reconocimiento nacional o internacional: Carmiña Gallo, Marina Tafur, María Pardo, Lía Montoya, Alejandro Ramírez y Francisco Vergara. Paralelamente promovió jóvenes talentos como Manuel Contreras, Zorayda Salazar, Sofía Salazar y Marta Senn, que entonces salieron a perfeccionar su formación en Europa y Estados Unidos e iniciaron sus carreras en el exterior.

La segunda la lideró Francisco Vergara, asesor artístico entre 1980 y 1982 y luego director hasta 1986, para quien la Opera de Colombia debía tener categoría internacional y ser precisamente el marco para la actuación de los jóvenes cuyas carreras había promovido Upegui. Así llegaron al país algunos de los más prestigiosos nombres de la puesta en escena europea. Vergara creía que la presencia de esos figurones no tenía sentido si no trabajaban hombro a hombro con los nacionales. Por eso se encargó -y en algunos casos hasta financió- su salida para especializarse en Europa, especialmente en la Opera de Colonia en Alemania: Roberto Salazar, Carlos Zapata, Jorge Paredes y Raúl Osorio son algunos de ellos.

Mucho de eso está tras la propuesta del Laboratorio de arte y pensamiento creativo que la noche del próximo jueves estrena Carmen, la ópera de Georges Bizet, en el Teatro Colón. La puesta en escena está a cargo de la Fundación Opera Estudio, que dirigen Roberto Salazar y Carlos Zapata; la mezzosoprano Marta Senn -quien en los últimos años ha expresado sus preocupaciones por la realidad nacional- está vinculada con el concepto mismo y comparte la idea de interpretar el clásico de Bizet como una metáfora de la libertad.

Con el antecedente de una importante carrera internacional y en el papel más vinculado con su trayectoria Senn protagoniza el espectáculo, al lado del tenor colombiano Manuel Contreras. De hecho -con excepción del barítono argentino Carlos Alberto Esquivel, quien hará la parte del toreador- gracias a la vinculación de algunas universidades y de la Sinfónica de Colombia, se ha articulado un equipo de producción casi totalmente colombiano.

Como de un espectáculo exigente se trata, se reúnen experiencia y expectativas. A la cabeza está el prestigio de la Sinfónica de Colombia, bajo la dirección de Alejandro Posada -recientemente designado titular de la Sinfónica de Castilla y León en España-, y la voz formidable de Manuel Contreras. También las voces y experiencia de cantantes como Sergio Hernández, Rodrigo Jiménez, Gildardo Sepúlveda, Luis Fernando Tangarife y Jaime Mariño, junto a nuevos talentos como Beatriz Mora, Alexandra Alvarez, Luz Helena Trejos, Nancy Mora, Carol González, Alexis Trejos y Adriana Montaña (alternará la Carmen).

Lo propio ocurre con la puesta en escena, pues al lado de la experiencia de Salazar y Zapata aparecen nuevos nombres en el diseño de vestuario, escenografía y luces: Rosa María Cabal, José Antonio Moreno, Bernardo Uribe, Ana Mercedes Góez y Raúl Ulloa.

Y, bueno, Marta Senn como Carmen. En esa historia reciente de la ópera en Colombia ha sido la única cantante capaz de suscitar legítima pasión y controversia entre la afición: un privilegio del que gozan muy pocas voces. No todas consiguen el milagro de involucrar y convocar a la afición.