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Celebración andina

El Festival del Mono Núñez, declarado recientemente Patrimonio Cultural de la Nación, lanza en Bogotá su trigésima versión.

11 de abril de 2004

Uno de los principales reductos de la música colombiana, en especial la de la región andina, es el Festival del Mono Núñez. Para festejar su reciente declaración como Patrimonio Cultural de la Nación, los días viernes 16 y sábado 17 de abril, en el Teatro Colsubsidio Roberto Arias Pérez, se reunirán varios de los ganadores de los festivales realizados entre 1987 y 2003, quienes compartirán el escenario con el maestro Jaime Llano González y la cantante Beatriz Arellano,

En estos conciertos se podrá apreciar cómo la música colombiana tradicional, que se acompaña con el tiple, la guitarra y la bandola, ha aprendido a convivir con expresiones más contemporáneas y lenguajes diversos, entre ellos instrumentos sinfónicos y electrónicos. De la misma manera, los nuevos compositores han enriquecido los textos, inspirados en la vida campesina, para involucrar estos ritmos ancestrales con la nueva realidad de un país marcadamente urbano.

La noche empieza con el Grupo Instrumental Camaradería, ganador del Gran Premio Mono Núñez en 2003, lleno de propuestas que innovan, con un formato entre sinfónico y tradicional en el que se incorpora la flauta traversa, el clarinete, el tiple, la viola y el violonchelo.

Continúa el dueto Diana y Fabián, dos hermanos que renovaron la forma tradicional del dueto y le sumaron matices y expresiones nuevas para el oído y el gusto de la gente joven.

También participarán Luis Enrique 'El Negro' Parra, premiado como el mejor solista de tiple en 1988; Cantaclaro, grupo vocal a capella que ganó en 2000, y Cuatro Palos, ganadores en 1987, una banda que, acompañada de bandolas, tiple y guitarra, consigue nuevos arreglos y sonoridades.

La próxima versión del Festival se llevará a cabo entre el 10 y el 13 de junio en Cali y Ginebra, Valle del Cauca, sede de la Fundación Pro Música Nacional de Ginebra, Funmúsica, promotora del festival y en gran medida responsable de que la música andina colombiana se mantenga más viva que nunca a pesar del embate de las emisoras comerciales.