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Chocolate

Un pueblo francés, atrapado en el puritanismo, gira alrededor de una chocolatería. <b>**</b>

30 de abril de 2001

Director: Lasse Hallström
Protagonistas: Juliette Binoche, Judi Dench, Lena Olin, Johnny Depp.

Parece que, tal como dicen sus productores, Chocolate es una película sobre la tentación, el puritanismo y la irracionalidad de los seres humanos. ¿Quién se atrevería a dudar de que detrás de todo, más allá de la historia, las recetas y las caricaturas, hay una propuesta para vivir la vida sin perder el tiempo en odios, rencores y temores? ¿Quién sería capaz de negar que estamos ante una fábula ejemplar sobre la forma como son recibidas, en las comunidades más tercas, las grandes revoluciones? ¿No se trae a colación la historia del chocolate, la del encuentro entre Hernán Cortés y Moctezuma, para decir que el cambio y la pasión están en la naturaleza de los hombres? Claro que sí. Estamos de acuerdo. Pero, ¿puede decirse que Chocolate es una buena película?

Tenemo las buenas actuaciones, la gran ambientación, la música. Pero no bastan porque, por el otro, nos quedan la confirmación de que a la hora de adaptar una novela al cine lo mejor es prescindir de un buen número de personajes, la sensación de que Johnny Depp, disfrazado de nómada, ha aterrizado en la película equivocada, y la incómoda sospecha de que la historia —Vianne y su pequeña hija llevan su chocolatería de pueblo en pueblo hasta que llegan al más aburrido y atemorizado de todos— es, a pesar del misticismo y la tristeza, prácticamente idéntica a la de Pollyanna. Quizá ya nadie recuerde esa bonita producción de Disney. Pero, eso sí, a estas alturas todos saben que las malas películas también pueden filmarse con gracia y cargarse de conmovedoras e irrefutables propuestas de vida.