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CINTURON DE CASTIDAD PARA "EL FARAON"

Multa a Caracol desata polémica sobre supuesta inmoralidad de la telenovela

17 de septiembre de 1984

Cada noche, millones de colombianos se reúnen durante media hora frente al televisor, para meterse en la vida de un pueblo polvoriento, Otegua, habitado por personajes que se balancean entre el costumbrismo y el realismo de la vida nacional. Se supone que son los típicos habitantes de un típico pueblo de tierra caliente. ¿Qué le pueden ofrecer ellos a una teleaudiencia que acaba de recrearse con el humor, las balaceras y las rancheras de "Pero sigo siendo el Rey"? Se la pasan metidos en un bar y, sin embargo, se han convertido en el tema obligado de conversación de reuniones sociales y en el dolor de cabeza de la junta de Inravisión. Todos tienen algo qué opinar, sobre todo los que "nunca han visto esa telenovela". Increible pero cierto, "El Faraón" no sólo igualó los indices de sintonía de "El Rey", sino que ha suscitado una polémica similar a la que se produjo hace dos años con "La mala hierba".
Cuando se inició "El Faraon" parecía utópico pensar que pudiera aspirar a una sintonía tan alta. Su sólo título resultaba forzado y la mayoría de la teleaudiencia, maravillada aún por Adán Corona, Juan Charrasquiado y Chavela Rosales, no sabía qué esperar.
Sin embargo, desde el primer capítulo se pasó del ambiente lírico de los duelos, las serenatas y las promesas de amor eterno al cálido clima de un pueblo polvoriento, alejado de la carretera principal, sin correos ni Telecom. Los duelos fueron reemplazados por carreras de bicicletas oxidadas y las doncellas, que se comportaban púdicamente de acuerdo con la letra de un corrido, fueron sustituídas por mujeres "de la vida", capaces de muchas cosas.
La nueva telenovela comenzó a ganar adeptos con la misma facilidad, con la que logró escandalizar a más de uno y en torno a ella se desató una gran polémica moral. ¿Qué fue lo que hizo que esta telenovela desatara la ira de amplios sectores y por qué obligó a Inravisión a multar a la programadora?

LO QUE DE DENVER A OTEGUA
Otegua es un pueblo como cualquier otro. Como Nilo (Cundinamarca), el lugar donde son grabados los exteriores. Hay un bar donde los hombres se reúnen a tomar cerveza, hay un alcalde, tres policías y un gamonal.
El ciclismo es el pretexto de "El Faraón", pero sus verdaderos ingredientes, los que tienen a medio país en vilo, son los mismos que le han garantizado audiencias millonarias a "Dinastía", "Dallas", "Flamingo Road" y "Falcon Crest". Adulterios, prostitutas arrepentidas, embarazos extramatrimoniales, homosexualismo van cogidos de la mano de las situaciones típicas a cargo del curita, del alcalde arrogante, de la tonta maestra del pueblo, del gringo que no entiende "ni jota" de español. Todo ello con un fondo de supuesta vulgaridad que ha logrado crear dos bandos opuestos: el de los detractores que atacan su inmoralidad, y el de sus defensores que argumentan que "así es Colombia y qué le vamos a hacer".
A la cabeza del grupo de los detractores estaria Inravisión que, en días pasados, mediante una decisión de Junta Directiva, impuso una multa de 150 mil pesos a la programadora Caracol, y en el texto de la resolución decia: "Cree la junta de Inravisión que esta obra no hace honor a los valores de nuestra sociedad, ni a la tradición de la televisión colombiana, y ofende respetables sentimientos de numerosos televidentes".
La decisión de multar a la programadora produjo encontradas reacciones. Por un lado, Fernando Londoño Henao, presidente de Caracol, en carta enviada a la ministra de Comunicaciones, admitió que compartia las inquietudes del Ministerio, y reconoció "se ha abusado de la realidad de los hechos que se quieren presentar sobre la vida de un pueblo". Opiniones semejantes se han expresado en cartas de los lectores a revistas especializadas, y aun en comentarios editoriales de prensa se han recogido protestas en este sentido. Sin embargo son también muchos los que defienden a "El Faraón" por las mis más razones por las que otros la atacan: por presentar con mucho realismo la vida de un pueblo, hasta el punto de que en algunas escenas resulta caricaturezco.
Los realizadores y actores de la telenovela, en airadas cartas enviadas al director de El Tiempo, asumen su defensa en términos bastante categóricos: "Nos rasgamos las vestiduras ante una telenovela que NO está exaltando los vicios pero que muestra personajes de carne y hueso, complejos, que aman, odian, sueñan, sienten envidias o alegrías, que dejan escurrir sus vidas como agua, quizá más pura y verdaderamente que muchos citadinos marcados por la hipocresía y por la doble moral; pero no decimos nada, no se nos frunce el ceño, no pensamos siquiera por qué un pueblo bueno y trabajador como el nuestro no encuentra más y mejores oportunidades, no puede hallar otros horizontes, otras salidas para su enorme capacidad creativa".
Inclusive su director Jaime Santos, y su libretista, Luis Alberto García, se atrevieron a defender "El Faraón" con el argumento de que, lejos de constituir una telenovela procaz o amplona, posee por el contrario situaciones que podrían calificarse de moralistas, como la de la prostituta Candelosa, "que lucha por una nueva forma de vida menos humillante, y lo consigue. En lo cual no vemos nada contra los valores éticos ni contra la consideración que se le debe a los televidentes".
El meollo de la controversia desatada por la decisión de Inravisión parecia ser más bien un problema de forma que de fondo. Las principales críticas se han orientado a lo que pudiera calificarse como una "falta de estilo" de los personajes y a la forma, a veces grotesca, como se presentan ciertas escenas. Si el problema fuera de fondo, afirmaba uno de los actores del programa, no se explica por qué Inravisión no ha tomado medidas similares contra la exhibición de series enlatadas como "Dallas", "Dinastia" y"Falcon Crest", donde la inmoralidad chapucea, no en el caño del pueblo, sino en lujosa champaña.
Todo parece indicar que Alexis Carrington con un visón enredado al cuello, está autorizada a seducir senadores para hundir la empresa de su ex marido, mientras que el embarazo extramatrimonial de Amelia es suficiente para que se levanten críticas en el sentido de que la telenovela atenta contra las sanas costumbres del pueblo colombiano. ¿Qué es entonces lo que choca tanto a quienes rechazan la novela? Una respuesta podría ser que una cosa es el mundo imaginario e intangible de los magnates gringos y otra el ambiente de Otegua, fácil de identificar concualquier pueblo colombiano. Otra, de tipo estético, se traduce en lo que muchos consideran "una manera burday chabacana" de presentar las escenas en "El Faraón". Basta una copa de champagne en manos de Alexis, para asegurarle altura y aceptación a los enredos de "Dinastia", cosa que aparentemente no logra una botella de "pola" en las manos curtidas de Telésforo.
Sin embargo, lo que más parece haber sorprendido a los realizadores y actores de la telenovela es que la decisión de Inravisión se haya producido mes y medio después de haberse iniciado la novela, precisamente en el momento en que "la Candelosa" hace intentos por enmendar su azarosa vida, y salirse de la zona caliente del burdel.