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COMPLOT EN DOS TIEMPOS

37 años después, Marx, el encargado de asesinar a Roosvelt, Hitler y Stalin, amenaza con revelar los detalles del plan que fracasó

20 de septiembre de 1982

Los directores soviéticos Vladimir Naúmov y Alexandre Alov han constituido, a lo largo de sus vidas, un inseparable equipo de trabajo. Nacidos ambos durante los años veinte, iniciaron su amistad durante su época de estudiantes en Moscú. Desde ese entonces, han dirigido juntos películas de acción dramática, en las que se funden la fantasía indomable de Naúmov y el análisis frío de Alov. Esta colaboración artística, que hoy en día se continúa con "Teherán 43", ha producido a lo largo de treinta años, películas como "Juventud Turbulenta" (1955), "La Moneda" (1963) y "La Fuga" ( 1968), entre otras.
"Teherán 43" fue filmada mediante el sistema de coproducción, entre Francia, Suiza y la URSS, y rodada en los más distantes escenarios: New York, Londres, Baku, París y Teherán.
La película está estructurada en dos tiempos, 1943 y 1980, que se suceden alternativamente a lo largo de una historia donde se mezclan la intriga, el cinismo, la amargura y el sarcasmo.
El 30 de Noviembre de 1943, Stalin, Churchill y Roosevelt, se encuentran en Teherán. Hitler, enterado del suceso, encarga a Scherner, el experto en atentados del Tercer Reich, para que los elimine.
Scherner prepara cuidadosamente el golpe que será realizado por su hombre de confianza: Max Richard.
Es una obra maestra en la que ni el más mínimo detalle es dejado al azar. Pero de antemano Scherner sabe que el atentado puede fracasar, debido a que es conocido por varias personas y para él "un secreto entre dos individuos ya no es secreto"
Entre los que sospechan del atentado, se encuentran los soviéticos, quienes envían a uno de sus agentes, Andrés Ilyitch, a Teherán para que investigue. Durante su viaje conoce a Marie Louni, una joven madre que trabaja como intérprete y cuyo esposo ha sido fusilado por los nazis. Los acontecimientos en los que se ven envueltos al llegar a su destino, permite que la relación entre ambos se afiance.
Desde el comienzo, el espectador sabe que el atentado fracasará; de no ser así la historia del siglo XX se violentaría. Sin embargo, los hechos que paralelamente transcurren 37 años más tarde (1980) y cuyo desenlace el espectador ignora, mantienen cautiva su atención. Durante ese año, Max ya viejo, decide dar a la luz pública los pormenores del fracasado atentado.
Ha escrito sus memorias y su veracidad está respaldada por un filme en donde aparece Scherner como el cerebro de la operación. Este último, quien también vive todavía y está a la cabeza de una poderosa organización terrorista, al enterarse de los propósitos de Max, decide impedirlo. Nuevamente los protagonistas de los acontecimientos del 43, André, Marie, Max y Scherner se ven envueltos en otra intriga para eliminar a todos los testigos del pasado.
La película, fiel a la mejor tradición del cine ruso en cuanto al montaje se refiere, mantiene a lo largo de la proyección una espectacularidad formal tal, que cautiva desde su inicio al espectador. Fácilmente se puede apreciar el seguro manejo del lenguaje cinematográfico de quienes han tenido una larga experiencia como directores. Los encuadres de la cámara, los primeros planos, la composición de las escenas, están cuidadosamente elaborados.
Sin embargo, estos aspectos formales son sólo el apoyo para el planteamiento de la desesperanza que recorre la cinta. Las escena de la Segunda Guerra Mundial, la afirmación de Scherner "La fuerza es la única ley que impera hoy en día" el final dramático donde no se restaura un orden y se le devuelve la seguridad al espectador acostumbrado a que los buenos ganen y los malos pierdan (gana Scherner), son elementos que apuntan hacia la creación de una atmósfera de desilusión ante la irracionalidad del hombre contemporáneo.
Rafael Parra Grondona