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CON FIGURA DE ANIMAL

El Museo de Arte Moderno, de Bogotá, expone una muestra de la fauna mitológica de Francisco Toledo.

8 de julio de 1991

POSIBLEMENTE lo que le da alas a un artista es definir su obra con un estilo inconfundible. La del mexicano Francisco Toledo goza de esta propiedad. El observador puede notar un parecido con Miró. Puede descubrir la influencia de Klee. Pero no llega a confundir un cuadro suyo. El Museo de Arte Moderno, de Bogotá, expone por estos días una muestra significativa de la obra de Toledo, a pesar de que su época más reciente no aparezca suficientemente representada.
Toledo es hoy por hoy uno de los grandes de México. Ha vivido sus 51 años sumido en el arte. A los 19 su obra ya era objeto de análisis. A los 20 viajó a Europa, conoció la vanguardia y a partir de ella ha realizado, a lo largo de su carrera, valiosos aportes a la plástica, en el aspecto técnico. Aportes que de hecho definen ese color típico de su obra -a veces logrado por la presencia de arenas-, o esa textura que sólo puede ofrecer su mancra de trabajar el papel de amate en algunos cuadros.
Pero si la técnica sorprende, sus motivos pictóricos causan aún un mayor impacto. Son motivos basados principalmente en los cuentos legendarios de la aldea donde nació (Juchitán, Oaxaca) o extraídos de la mitología azteca. Pero no se limitan a representar la leyenda. A partir de estas figuras -figuras fantásticas que tienden a la abstracción-, Toledo explora el inconsciente, recorre sus propios laberintos y parece reinventar una historia en la que los protagonistas, ante todo, deben preocuparse por la procreación. De ahí que su obra no pueda considerarse como erótica. Tal vez, en el fondo, lo que pretenden esas figuras que constantemente combinan la morfología humana y la animal, no es otra cosa que buscar sin cansancio una nueva especie que merezca gozar de las maravillas de este mundo.
Es cierto que muchos artistas han querido reinventar el mundo en el lienzo. El mérito de Toledo es pretenderlo con las figuras mágicas de su terruño.