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CREATIVIDAD ECOLOGICA

Agudos comentarios sobre la fragilidad de la naturaleza.

20 de julio de 1998

En el Museo de la Universidad Nacional tiene lugar una incisiva exposición sobre ecología, la cual hace manifiesto el ingenio de algunos artistas para crear conciencia acerca de aquellas causas que consideran valederas. La muestra es variada en sus aproximaciones al tema y en sus conceptos creativos pero es clara y directa en el contenido de las obras, permitiendo que el observador reflexione sobre su propósito general y sobre la particularidad de los argumentos de cada uno de los participantes.
En la exposición se combinan obras de artistas jóvenes y reconocidos, destacándose entre estos últimos los trabajos de Alicia Barney, quien reúne, en una especie de retrospectiva, testimonios de sus múltiples denuncias sobre el desmedro del planeta. Un diario personal conformado con desechos, la medición de la creciente polución de las aguas del río Cauca a medida que avanza en su recorrido, y la estratificación de un basurero en tubos de acrílico que permiten observar el repulsivo espectáculo de su descomposición, se cuentan entre sus trabajos más significativos.
Miguel Angel Rojas acude a los sentidos de la vista y el olfato para dejar en claro, por medio de pescado seco y flores artificiales, la inmutabilidad de lo fingido y la fragilidad de lo natural, en tanto que Mauricio Bejarano recurre al sentido del oído para denunciar, por medio de una instalación sonora, la polución de las ciudades contemporáneas. Manzanas empacadas en bolsas de plástico y colgadas de los árboles por Antonio Cadavid hacen manifiesta la manipulación comercial de los productos naturales, mientras las series de iguanas y pájaros en cerámica de Marta Combariza, el proyecto de un santuario para colibríes de Gloria Posada, la cuna construida con los elementos propios de los nidos de María Consuelo García, y la instalación con libélulas de María Fernanda Cardoso, incitan a considerar la implacable persecución de que han sido objeto los animales y sus desventajosas relaciones con el ser humano.
Una de las obras más logradas es la de Patricia Lara quien ha instalado, frente a un gran mapa de la región central del país, una serie de visores en los cuales se puede observar, mediante transparencias, la desolación que ha causado la explotación mineral de la tierra. Igualmente sobresaliente es la serie de fotografías de Gloria Pérez, la cual se inicia con la calle conocida como La Playa en Medellín cuando aún correspondía con el cauce de un riachuelo, y continúa con registros del mismo lugar como se encuentra en la actualidad, es decir, cubierto por concreto y circundado por altos edificios. En medio del tráfico desaforado y ante la mirada sorprendida de los transeúntes la artista, en vestido de baño, toma el sol o sumerge su rostro en el agua de una pecera, patentizando con punzante humor el deterioro de la calidad de vida que ha implicado el indiscriminado crecimiento urbano.
El impecable ensamblaje con materiales orgánicos de Guillermo Quintero y la reproducción con alambre de púas de la Creación del hombre de Miguel Angel, realizada por Carlos Uribe, son así mismo obras penetrantes que permiten apreciar la feliz conjunción del impulso creativo con contenidos socialmente benéficos y que reiteran los amplios alcances de las exposiciones colectivas cuando son concebidas con propósitos bien definidos.