CUBA EN CALI
Obras de 6 maestros de la plástica cubana en el Museo La Tertulia de Cali: los ismos europeos de los 30's con la impronta de la isla.
Dibujos, collages, litografías y serigrafías de seis maestros cubanos de este siglo presenta el Museo de Arte Moderno La Tertulia de Cali. Estas obras pertenecen al recientemente fallecido surrealista Wifredo Lam, a la post-cubista Amelia Peláez (que murió en 1968) y a los figurativistas René Portocarrero, Ernesto González Puig y Mariano Rodríguez. El único trabajo de impronta neo-figurativa y abstracta pertenece a Raúl Milián. Todos son de la generacion renovadora que en los años treinta introdujo los postulados de los principales ismos europeos en el arte nacional cubano. Wifredo Lam viajó a España y en 1928 realizó allí su primera exposición individual; posteriormente (en 1936) se desplazó a París donde entró en contacto con los surrealistas y Picasso, relaciones que determinaron su trabajo y le dieron un vuelco definitivo. Lam, vitalizado por las aristas agudas del expresionismo picassiano y el entusiasmo con que los surrealistas miraban el arte negro, produjo una obra fundamental para este movimiento comandado por André Bretón. En 1943 acaba su cuadro "La Jungla", donde la simbiósis de formas relacionadas con los mitos afro-cubanos presentes en el área del Caribe es innegable. Esta pintura, no sin razón, está considerada obra fundamental en lo que va del siglo.
Por esa misma época Amelia Peláez, después de viajar a Nueva York, se radicó en París por 6 años y allí recibió instrucción sobre la esencia de los elementos y la importancia de la simplicidad al tratar cualquier argumento. Amelia Peláez retornó a La Habana y allí produjo durante treinta años un arte personal e intimista, donde el color puro, las formas arquitectónicas (arquerías, rejas y vitrales) le sirvieron de inspiración para su cubismo libre y tropical. Es ella una de las artistas mujeres pioneras en este continente.
René Portocarrero es el artista más importante que hoy vive en Cuba.
Desde hace más de cinco décadas se ha dedicado a retratar en sus cuadros los símbolos y mitos de La Habana, de la cual ha hecho sus series "La Ciudad" y "La Catedral", donde el fraccionamiento y color vivo y soleado caracterizan su tratamiento. En otros temas y variaciones registra a Santa Bárbara (en la mitología caribeña Changó), El Carnaval, y La Flora, estas dos últimas representadas ampliamente en la muestra. Su pintura es fácil relacionarla con el barroquismo literario que es igualmente contrapuntístico: Alejo Carpentier, José Lezama Lima y Guillermo Cabrera Infante.
Naturalmente, el entusiasmo por los temas nacionales y el estudio detenido de cada uno de los distintos elementos de la idiosincracia fueron en los años treinta un síntoma propagado en Latinoamérica, gracias al empeño del muralismo mejicano y sus grandes intérpretes: Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros. El convencimiento también se dio en Cuba y se puede observar en las propuestas generales que Ernesto González Puig y Mariano Rodríguez, comenzaron a plantear para testimoniar su entorno. De naturaleza abigarrada pero con especial fantasía, color y usando distintos tratamientos, como en González Puig. O simplemente registrando elementos prototipos, con la posibilidad de usarios como símbolos. Gallos, Frutas, y su más reciente serie Las Masas, de entre las que se pueden ahora apreciar.
Diferenciada por completo la obra hermética y existencial de Raúl Milián, nacido como la mayoría de sus compañeros en la década del diez, pero actuantes sólo desde los años 50, su neofiguración acude a la mancha, el grafismo y los accidentes para existir en soluciones que dejan ver un refinamiento poco usual. Paralelamente, en algunas obras su referencia figurativa desaparece y el resultado son pinturas dramáticas y densas.
El trabajo de estos seis artistas obliga necesariamente a compararlos con movimientos nacionalistas de distintos lugares de nuestro continente. El arte cubano se enfila desde muy temprano al escenario internacional con la figura de Lam, surrealista de incorporacidtn tardía, junto con el chileno Matta y el armenio-norteamericano Gorki. Al tiempo localizó verdaderos pioneros del modernismo en nuestra geografía con Amelia Peláez y Portocarrero.
Con el advenimiento de la Revolución, el desarrollo de estos trabajos continuó; ejemplos de distintos momentos son los que se pueden ver ahora en esta muestra realizada gracias al Fondo Cubano de Bienes Culturales y a las gestiones de la Corporación Prográfica de Cali. -
Miguel González -