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CUESTION DE HONOR

Después de triunfar en los festivales de cine europeos de esta temporada, Sergio Cabrera estrena en Colombia La estrategia del caracol, una película accidentada en su producción, pero con final feliz.

3 de enero de 1994

PARECIA UN MILAGRO QUE LA PELICUla fuera a sobrevivir. Luego de cinco largos y accidentados años de producción, durante los cuales el director estuvo a punto de arrojar la toalla, que La estrategia del caracol quedara por fín terminada era increíble incluso para el mismo Sergio Cabrera.
Pero sucedió, y a los pocos días los asistentes al Festival de Cine de Venecia la estaban aplaudiendo y vitoreando a pesar de que no había podido entrar en concurso: el milagro era doble... triple, porque semanas después la película ganaba el premio mayor en Valladolid y más tarde triunfaba en Huelva y en Biarritz. En el último mes la estrategia del caracol era un fenómeno en Europa.
Cómo explicarlo? Para muchos, la película de Cabrera ha triunfado en el Viejo Continente porque se ha acercado a esa identidad latinoamerieana que tanto gusta en Europa, una identidad verdadera, sin las pretensiones intelectualoides y panfletarias que la sofocaban. "Ese tipo de cine era "latinoamericano" entre comillas -dice Cabrera-. Yo busco serlo sin comillas; y creo que la película refleja precisamente eso".
En efecto. La estrategia del caracol, que inauguró la semana pasada el Multiplex Andino, de Bogotá, acepta su identidad sin reproche. La película narra la historia de un grupo de in- quilinos y su lucha por superar el desalojo inminente, por parte de un potentado que reclama la identidad de la casona donde habitan. En medio de la diversidad, un tinterillo ceñido a las leyes (Frank Ramírez) y un olvidado anarquista español (Fausto Cabrera) intentan encontrar la mejor manera de sobrevivir a la hecatombe que se avecina, por medio del invento macondiano llamado "estrategia del caracol".
El argumento hubiera sido perfecto para formular un melodrama de amplias proporciones. Pero el guión, escrito por Humberto Dorado a partir de un librcto original que Sergio Cabrera y el periodista Ramón Jimeno habían elaborado exclusivamente para ganarse el Concurso Nacional de Guión Focine, en 1987, resulta una pieza magistral de humor, sin perder de vista el sentido de la historia y lo que intenta comunicar al público. Esto sin contar con la fuerza que el director supo imprimir a los personajes, sobre todo el del millonario opresor, interpretado con mucha altura por Victor Mallarino.
Cabrera ha encontrado, con una pclícula divertida, la clave para hacer con los colombianos vuelvan su mirada hacia un cine que no existe porque carece de identidad, pero que cada día está más ;1 cerca de encontrarla. Falta saber la respuesta del público, cuando la cinta entre en círculo el próximo 25 de diciembre.