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‘Virgen de la rueca’ (1501)

EXPOSICIÓN

Da Vinci, en pleno

Por primera vez, una exposición reúne nueve de las quince obras sobrevivientes del genio del Renacimiento. Cinco años duró su preparación, que incluyó asegurar las obras por 1.500 millones de libras esterlinas.

12 de noviembre de 2011

Es la exposición del año. Nunca una muestra había reunido tantos trabajos de Leonardo da Vinci, artista cuya obra está marcada más por la calidad que por la cantidad: apenas hay registro de 20 cuadros de su autoría, de los que solo sobreviven unos 15. De ahí el revuelo cuando se supo que nueve de ellos estarían en la exhibición Leonardo da Vinci: pintor en la corte de Milán, inaugurada la semana pasada en la National Gallery de Londres y que estará abierta hasta el próximo 5 de febrero.

Y hay más. La exposición incluye también dibujos preparatorios de las obras expuestas y una buena selección de pinturas de sus discípulos. Es la primera muestra que apunta solo a la obra plástica de este genio del Renacimiento. La importancia del evento y el despliegue que ha recibido han hecho que los organizadores esperen una cifra récord de visitantes y que hayan previsto el acceso solo de 180 personas cada media hora.

La exposición tiene varios ganchos. Por primera vez los visitantes podrán comparar las dos versiones del retablo La virgen de las rocas, gracias a que el Louvre accedió a prestar la suya. La otra, que estrena restauración, es la única obra propiedad de la National Gallery. Las ocho restantes fueron prestadas por museos y galerías poco acostumbrados a ceder sus tesoros. Cinco años tomaron las gestiones con entidades como el Louvre, la Galería de los Ufizzi, en Florencia, e incluso el Vaticano. También fue necesario contactar a la familia real británica, que facilitó por primera vez parte de su colección de dibujos. En algunos casos, las negociaciones se convirtieron en tema de Estado, como ocurrió con La dama del armiño, cuyo préstamo fue acordado entre los ministros de Cultura de Polonia y el Reino Unido.

También llama la atención la inclusión de dos obras: Salvator Mundi y La bella principessa, que aparecieron en los últimos años y han sido atribuidas a Da Vinci en medio de una agitada discusión. Su admisión en esta muestra puede ser el paso final hacia su reconocimiento pleno como obras del autor de La Mona Lisa.

Los curadores decidieron concentrarse en las décadas de 1480 y 1490, cuando Leonardo fue el pintor del gobernador de Milán Ludovico María Sforza, el Moro. De ahí el nombre escogido para una muestra que también incluye La belle ferronière, Madonna Litta, El salvador adolescente, Retrato de un músico -que por primera vez sale de la Pinacoteca Ambrosiana de Milán- y San Jerónimo, prestado por el Vaticano. El recorrido cierra con una de las primeras reproducciones de La última cena a cargo de su alumno Giampetrino, acompañada de una completa muestra de bocetos preparatorios de esta obra.

La mayoría de los cuadros no están avaluados oficialmente, pues sus propietarios, museos principalmente, no contemplan la posibilidad de ponerlos en el mercado. Aun así, los cálculos dicen que cada uno podría costar entre 125 y 250 millones de libras. El único que podría estar en la mira de los compradores es el Salvatore Mundi, propiedad de un enigmático consorcio norteamericano y cuyo precio no bajaría de los 200 millones de dólares.

Y así no estén avaluados, sí fue necesario asegurar todos los cuadros por una cifra nada despreciable: 1.500 millones de libras esterlinas. Y entre todos estos tesoros, un ausente por el que todos preguntan: La Mona Lisa. Aquí los curadores prefirieron conservar el rigor, pues Leonardo terminó este cuadro cuando ya vivía en París. Una ausencia que no le resta importancia a una exposición que tardará varias décadas en repetirse. Si es que lo hace.