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DE BOLSILLO

Pianos portatiles y orquestas electrónicas son algunas de las novedades musicales del mundo.

23 de abril de 1990

La inventiva de Les Luthiers muestra haberse agotado, o al menos así lo parece, pues existe un abismo entre lo que los compositores de vanguardia quieren proyectar en materia de novedosas sonoridades, y los instrumentos de que disponen para tal propósito.

Lo más lejos que se ha llegado es a dotar algunos de los ya existentes con sistemas electrónicos con poderosos amplificadores, o a incrustarles unos minicomputadores que regulen, con la precisión de un reloj, las ejecuciones.

Pierre Boulez, compositor francés, ha ido un poco más lejos en sus investigaciones y tratamiento del sonido, y ayudado, claro está, por ingenieros y técnicos, dio a conocer el "4X", creado para su obra "Répons". Se trata de una monstruosa caja metálica que necesariamente por su fealdad debe estar tras bambalinas, de donde salen como serpientes decenas de cables de diversos colores y grosores, cuya función es hacer que el sonido de los instrumentos de la orquesta pase por circuitos electroacústicos y sea difundido por una red de monumentales altoparlantes, colocados estratégicamente en el auditorio. Este 4X (nombre perfecto para un detergente o un aceite automotor) además de transformar los sonidos, sirve para realizar bandas de música sintética.
Sin embargo, vale aclarar que los instrumentos de los cuales parten los sonidos, son los de la orquesta tradicional: violines, arpas, contrabajos, trompetas, etc.

Queda claro que instrumentos nuevos con sonoridades propias no aparecen. Por ello, algunos se han dado a la tarea de perfeccionar los ya existentes, y este es el caso del francés Frederic Tassart, técnico y afinador de pianos, quien viendo los padecimientos que a diario deben sortear los pianistas, ha presentado un nuevo modelo de instrumento, basado, claro está, en el tradicional, pero que perfeccionado, según él, seria el equivalente a un poderoso Formula Uno.

Este piano del siglo XXI, de acuerdo con el diseño inicial, puede ser condicionado a la acústica de cualquier sala de concierto. Contará para ello con unas alas o paneles plegables y regulables, hechos en material ligero, que permitirán contrarrestar problemas acústicos, a la vez que dosificarán el volumen al gusto del intérprete y las exigencias de cada partitura. Puede soportar, sin sufrir, la ejecución de cierto repertorio moderno donde los ejecutantes aporrean las cuerdas sin lástima ni contemplaciones. El instrumentista puede medir la resonancia de cada una de las piezas, en fin, armonizar y llevar a la perfección sonora y técnica al instrumento.

Obviamente quedan todavía muchos pasos por dar, según Tassart:
darle al nuevo instrumento una dinámica variable para enriquecer la paleta sonora, dotar el instrumento de un nuevo sistema de cuerdas que permita mantener la afinación, crear nuevos juegos de cabeza de martillos, en sintesis, darle todas las garantias y seguridades al intérprete respecto del instrumento con el cual trabaja.

Falta por ver la reacción que suscite entre los músicos el diseño de este nuevo Fórmula Uno musical. De lo que si está seguro Tassart es que llegará el dia en que a los pianistas se les acabará el martirio de estar cada noche jugándose el prestigio con instrumentos de dudosa factura y además mal mantenidos, ya que cada quien podrá llevar consigo el piano que se le acomode y esto será posible debido a que el diseño presentado por Tassart está hecho en material más liviano, y por sus caracteristicas será fácilmente acomodable en una caja donde no sufrirá ni el más leve rasguño. Así, cada pianista podrá viajar por el mundo prácticamente con el piano bajo el brazo.-