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DE LA VIEJA GUARDIA

Algunas obras importantes de los pintores bogotanos de comienzos de siglo en "De Santa Fe a Bogotá".

20 de junio de 1988

Son doce nombres que representan lo mejor de la pintura bogotana de finales del siglo XIX y comienzos del XX. Paisajistas, retratistas, dibujantes, en fin, es una muestra bastante heterogénea la que, bajo el título "De Santa Fe a Bogotá", abrió al público el pasado 18 de mayo la Galería Acosta Valencia, y que se extenderá hasta el próximo 15 de junio.
Para los amigos del retrato hay una buena serie de ellos, elaborados en lápiz sobre papel por Alberto Urdaneta, uno de los artistas bogotanos que con mejor suerte exploró este campo. Junto a las obras de Urdaneta, en el primer piso de la galería, se puede apreciar una serie de obras anónimas coloniales, que básicamente tratan el aspecto religioso, pero que se salen del espíritu que llevó a organizar la exposición. Al lado de los anónimos están dos acuarelas de Pedro A. Quijano, obras que reflejan de lejos la perfección del artista en el manejo de la técnica y la tendencia de la época a tratar temas costumbristas.
En la segunda planta de la galería está la parte más importante de la exposición. Del maestro Ricardo Gómez Campuzano, connotado paisajista y retratista, están presentes tres obras de las cuales sólo una, " Rosal", puede considerarse como una muestra de lo mejor de su producción. Las otras dos, aparte de ser tardías -ya que fueron elaboradas en períodos muy posteriores al que pretende abarcar la exposición-, se pueden considerar como menores dentro de la producción del artista.
Uno de los más reconocidos retratistas del Bogotá de comienzos de siglo, Ricardo Acevedo Bernal, está presente con algunos retratos, dentro de los que se destaca "Cabeza de italiana", por la expresión del rostro y el sutil y acertado manejo de la luz. Del mismo artista y como una curiosidad ya que su fuerte era el retrato, se puede ver un bello "Paisaje Sabanero", que plasma todo el colorido y el ambiente propios de la región. De Jesús María Zamora, uno de los pocos pintores no bogotanos incluidos en la muestra pero que desde muy pequeño se radicó en la capital, hay un paisaje titulado "Cerca de Chía", que da fe de la gran habilidad del maestro para manejar los diferentes tonos de verde de la Sabana de Bogotá y para transmitir la sensación de amplitud de los vastos espacios abiertos.
Andrés de Santa María, el impresionista por excelencia de la pintura colombiana del momento, no podía estar ausente. Tres de sus obras, entre las que sobresale "Niña Rubia" por la gran profundidad que alcanza y la riqueza del colorido, están entre las piezas más importantes de la exposición.
En realidad, "De Santa Fe a Bogotá" es una exposición en la que son pocas las obras de primer orden que se pueden ver de los artistas presentes. Detrás de esas pocas escogidas, va una serie de cuadros secundarios y otros que provienen de épocas muy diferentes a la que pretende ilustrar la exposición. Además, en algunos casos es posible percibir problemas en la ubicación de ciertas obras, como en los "Dos paisajes sabaneros" de Roberto Páramo, que están colgados atrás de la escalera del segundo piso, donde son muy difíciles de apreciar. Sin embargo, se trata de una buena oportunidad para poder disfrutar, a grandes rasgos, de un período del arte bogotano poco conocido, de gran manejo de las técnicas, y que llegó a marcar a muchos artistas hasta nuestros días.