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DE PELICULA

EUROCINE 96: UNA PEQUEÑA PERO ELOCUENTYE VENTANA A LA FILMOGRAFIA RECIENTE DEL VIEJO CONTINENTE.

15 de abril de 1996

Siempre quejumbrosos ante la agobiante proliferación de cine hollywoodense en las salas de cine colombianas, los amantes del séptimo arte, de Bogotá, deliran de alegría desde el jueves pasado, cuando se inauguró el Segundo Festival de Cine Europeo. Y no es para menos. Las embajadas de los Estados miembros de la Comisión Europea para Colombia, en colaboración con el Instituto Goethe, el Instituto Italiano de Cultura y el Consejo Británico vienen organizando este evento desde el año pasado con la firme intención de constituirlo en una tradición en la cultura cinematográfica capitalina. Así, los cinéfilos podrán observar las producciones europeas recientes, la mayoría de las cuales no tienen otra oportunidad de ser exhibidas. En esta ocasión, las películas seleccionadas son: Por Alemania, Burning Life, de Peter Welz, y Pasajero sin tiquete, cortometraje de Pepe Danquart. Por Austria, Acabarás conmigo, de Wolfang Paulus. Por Bélgica, Toto el héroe, de Jaco Van Dormael. Por España, Sexo Oral, de Chus Gutiérrez; Las cosas del querer II, de Jaime Chavarri, y La ley de la frontera, de Adolfo Arastaraín. Por Francia, Nadie me quiere, de Marion Vernoux; Mira a los hombres caer, de Jacques Audiard, y La gente normal no tiene nada de excepcional, de Laurence Ferreira. Por Holanda, Cómo sobrevivir a un corazón roto, de Paul Ruven. Por Italia, El hombre de las estrellas, de Giuseppe Tornatore, y El amor molesto, de Mario Martone. Por el Reino Unido, El inglés que subió a una colina pero bajó de una montaña, de Christopher Monger. Por Suecia, El aprendiz de ladrón maestro, de Kjel Ake Andersson, y Mi gran papá gordo, de Henry Meyer. Las cintas están siendo exhibidas en el Museo de Arte Moderno, en la Cinemateca Distrital y en la sala Chapinero 2 hasta el 24 de marzo. Un banquete suculento como abrebocas al Festival Iberoamericano de Teatro.