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DOBLE VIA

El Planetario Distrital resucita para el arte con una muestra de lo mejor del año.

21 de enero de 1991

Ya era hora. Nada peor que dormirse en los laureles. La Galeria Santa Fe, del Planetario Distrital, que algun dia llegó a brillar como las estrellas que se observan desde su cupula, habia olvidado su importante misión frente al arte nacional. Ahora, para despedir el año, ha organizado una exposición que parece marcar la pauta de lo que sera su actividad en los próximos meses.

Se trata de "Plastica colombiana: doble vía". La reunión de 25 artistas, de siempre y de ahora, que de alguna manera se destacaron en los 365 dias que estan por terminar. Se sabe del enorme esfuerzo que representó para los organizadores reclutar obras aqui y alla, llamando galeristas, pintores, escultores y coleccionistas privados. Por eso no resulta conducente señalar, al menos como queja expresa, que no figuran en la lista algunos de los infaltables -como Grau, como Roda o como Ramirez Villamizar, si se queria rendir homenaje a los prohombres del arte contemporaneo, o como Alberto Sojo o María Fernanda Cardozo, si se pretendía resaltar el trabajo de los artistas que durante 1990 se hicieron merecedores a los premios mas destacados que se organizan en el país.

Habría que llamar la atención, así mismo, acerca de la ausencia de un hilo conductor en el conjunto de las obras que engalanan el salón. No existe una definición precisa en terminos de epocas o tendencias. Tampoco se exhibe lo mas representativo de cada artista. El Obregón que se colgó, por ejemplo, no es en realidad una obra típica del estilo que el pintor caribe ha definido en su carrera. Pero lo cierto es que no hubo mucha oportunidad para escoger, ni para emprender una curaduría con todas las de la ley. El Planetario quería, ante todo, mostrar que sí es posible volver a las buenas epocas. Quería dar una puntada sobre lo que sera su trabajo en adelante. En ese sentido, logra una buena calificación, sobre todo porque despierta grandes expectativas. Entonces, es prudente posponer los juicios para las muestras del 91, que ya se estan preparando. Por lo pronto vale la pena enfrentarse a 25 obras que reflejan buena parte de lo mejor que se ha hecho en Colombia en las ultimas decadas.

Está Botero, con una litografía de "El general" de 1976, Obregón con una tinta titulada "Cupido", visión dramatica del homosexualismo, Luis Caballero con un desnudo prototipo, Beatriz Gonzalez con ese "Dialogo estatico", muy representativo de su busqueda en la ultima decada. Esas son las obras que le dan la bienvenida al publico, ubicadas a la misma altura en la primera pared. A cada lado de la puerta hay un gran derroche de color: Laignelet con la profunda simbología de "Puntos de vista" y Eduardo Pradilla con el humor y la alegoría infantil de "El capitan O'Higgins visita el polo norte".

En el interior del gran salón, agrupadas por tendencias, posan las obras de Bibiana Velez y de Luis Hernando Giraldo -considerados por la crítica como grandes promesas de la decada; los abstractos de Carlos Rojas, Jaime Iregui, Carlos Salas, Danilo Dueñas y León Trujillo; la geometría de Ana Mercedes Hoyos y Luis Fernando Roldan; la figura humana al estilo de David Manzur, Gregorio Cuartas y Miguel Angel Rojas; las obras con derroche de tecnica como las de Carlos Torres, Carlos Salazar, Gabriel Silva y Diego Mazuera. A lo largo del salón, como vigías inamovibles, estan ubicadas las esculturas de Edgar Negret, Bernardo Salcedo y John Castles y las instalaciones de Alvaro Diego Gómez, Nadin Ospina y Consuelo Gómez. Finalmente, como contraposición a los grandes cristales de la galería, se destacan, como otras ventanas, el signo de Manuel Hernandez, los frutos de Jim Amaral, el tríptico de Alvaro Barrios, el paisaje de Gonzalo Ariza y la mujer de Luis Luna.

El Planetario entró pisando fuerte en el 91. Y lo que viene, concurso incluido, comprueba el renacimiento de esa estrella del arte.