Home

Cultura

Artículo

| Foto: SEMANA

STREAMING

Documentales y películas de ficción sobre la música popular norteamericana

En los recomendados de esta semana, dos documentales y dos películas de ficción que se sumergen en el mundo de la música popular estadounidense.

Manuel Kalmanovitz G.
11 de julio de 2020

Marianne & Leonard 

Director: Nick Broomfield Año: 2019 País: Estados Unidos

Duración: 98 min. Disponible en iTunes/Google Play

Nick Broomfield continúa sus crónicas de parejas en el mundo de la música –Kurt & Courtney (1998) y Biggie & Tupac (2002)– con una aproximación mucho más tranquila, menos sensacionalista y con algo de la dulzura ausente en sus capítulos anteriores. Esta crónica del encuentro entre la noruega Marianne Ihlen y el canadiense Leonard Cohen hace un recorrido cronológico por la relación de los dos, comenzada cuando Cohen era un escritor que llegó en los sesenta a la isla griega de Hidra a trabajar en una novela y que continuó cuando pasó a la música y a un estrellato inesperado. Al mismo tiempo una historia de amor, de individualismos intransigentes, del vértigo que viene con la fama y la fortuna y de vidas que resuenan entre sí temporal y potentemente, también termina siendo una exploración del costo psíquico y humano de la insistente búsqueda de libertad de los años sesenta.

Rolling Thunder Revue 

Director: Martin Scorsese Año: 2019 País: Estados Unidos

Duración: 140 min. Disponible en Netflix

Otro documental de un cantautor singular catapultado al estrellato en los sesenta. Acá, en contraste a la figura sobria y melancólica de Cohen, reina la presencia enigmática, burlona y cortante de Bob Dylan. Dirigido por Martin Scorsese, su gran riqueza es el registro de una gira organizada por Dylan en 1975 tomado por Martin von Haselberg (identificado en la película, inexplicablemente, como Stefan van Dorp), en la que reclutó un grupo de luminarias que incluían a Joan Baez, Joni Mitchell, Allen Ginsberg, Patti Smith y Sam Shepard para recorrer el país tocando en lugares de mediana capacidad. Tanto las canciones filmadas en esa época como las reflexiones en el presente hacen pensar en un acto inclasificable, misterioso y potente, en la música como un espacio mágico y propicio para que la tradición y la innovación, el pasado y el presente, entren en contacto y se iluminen entre sí.

Patti Cakes 

Director: Geremy Jasper Año: 2017 País: Estados Unidos

Duración: 108 min. Disponible en iTunes/Google Play

Una muchacha rubia, crespa y rolliza que vive en una ciudad marginal de Nueva Jersey sueña con ser una estrella del rap, con ser adoptada figurativamente por su ídolo, un rapero consolidado con chapas de metal en la boca y predilección por el color verde, con salir de una casa opresiva y asediada por las deudas. A diferencia de los documentales, que siguen carreras consolidadas y se centran en lo que pasa después de “lograrlo”, el interés acá es delinear ese momento anterior: el mundo de donde surgen los cantantes, el impulso que les permite hacer lo que hacen, lo que los motiva para trabajar y trabajar puliendo unos talentos que quién sabe si fructifiquen. Aunque la figura central acá podría fácilmente convertirse en una caricatura, el director Geremy Jasper, en su ópera prima, la retrata con calidez y empatía para revelar el oficio de la música como una oportunidad de liberarse de opresiones internas y externas.

De canción en canción 

Director: Terrence Malick Año: 2017 País: Estados Unidos

Duración: 130 min. Disponible en Netflix

Terrence Malick se ha especializado en experimentos extraños en el universo de Hollywood: películas elípticas, con historias casi inexistentes que privilegian las atmósferas, pero con grandes estrellas que le garantizan su financiación. En lo que tienen de etéreo es difícil –y hasta inútil– fijarlas en palabras, pero acá va un intento: un cantante, un productor y una cantante van por distintos escenarios muy fotogénicos (ellos también son muy fotogénicos), mientras se oyen sus voces en off hablando de sus expectativas, miedos, rencores y sufrimientos. El mundo de la música en la que están localizados se ve en conciertos a los que asisten, en las relaciones de poder entre el productor exitoso y los intérpretes, en los amores leves entre ellos, pero la aproximación plástica, la cámara flotante y las voces en off hacen pensar no tanto en un retrato fiel, sino en una versión idealizada de esta gente que, además de talentosa, tiene la suerte de ser tremendamente bien parecida.