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EDUCACION FISICA

Jugando y tocando se aprende física en el Museo de la ciencia y el juego

18 de enero de 1988

Es un museo diferente. No se trata de un sitio con olor a viejo, en el que el visitante debe guardar silencio reverencial o abstenerse de tocar los objetos. Se trata de un lugar cuya gran y única pretensión es la de poner los fenómenos de la naturaleza al alcance de todos. Allí se mira, pero también se toca y se juega. De ahi su nombre: "Museo de la ciencia y el juego".

La idea no es nueva. Se inscribe dentro de la tendencia actual de los llamados "museos interactivos", pero no con botones que se oprimen palancas que se suben y bajan o manivelas que se hacen girar, sino con aparatos que el visitante manipula hasta obtener el cometido. Para que esta percepción sea menos formal, los aparatos han sido construidos con objetos cotidianos (ganchos para colgar ropa, espejos planos, motores viejos, varillas, etc.). La formación de una imagen en un espejo plano, por ejemplo, es una experiencia enriquecedora a través de la cual no sólo la relación sujeto-objeto se hace evidente, sino que descubre una serie de posibilidades (ensanchamiento, levitación, etc.) inimaginables en la realidad.

La iniciación de esta experiencia partió hace algunos años. Entonces un grupo de científicos de la Universidad Nacional montaron una feria de física y como gitanos comenzaron a mostrar sus inventos en reuniones y eventos. Las ondas las oscilaciones, la refracción de la luz sobre el agua los campos magnéticos, se salieron de los libros de física para volverse una realidad. Y esos conceptos, alguna vez aprendidos, se volvieron prácticamente tangibles.

Al comenzar a ver estos resultados, la Universidad Nacional decidió dar un sitio fijo a sus gitanos inventores.
Y ese sitio es, desde hace un año, un lugar junto a la concha acústica. El promotor y mentor de este "Museo de la Ciencia y el Juego", el físico Julian Betancourt, quien junto con los estudiantes de ingeniería se ha puesto a idear nuevos mecanismos, dijo a SEMANA: "No pretendemos formar cientificos. Esa tarea es de la Universidad. Queremos que la gente cambie su actitud frente a la ciencia, que se familiarice con los fenómenos naturales y con algunas formas de trabajo cientifico". Sin mucha palabrería lo consiguen.

En medio del asombro ante cada fenómeno, de la hilaridad inicial, de las risas y el juego, los visitantes de este Museo se hacen socios de la ciencia y el que entra pensando en el comienzo de un viaje hacia lo desconocido, termina en un recorrido de cosas que suceden todos los días pero sobre las cuales no se había detenido a pensar. --