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EL BRAZO DE CARLOS

Una comprometedora foto del príncipe Carlos pone en aprietos a la prensa sensacionalista.

8 de octubre de 1990

Las pruebas parecían contundentes. No cabía duda de que el hombre que estaba de espaldas con su calva incipiente y su brazo enyesado abrazando a la mujer, era el mismísimo príncipe Carlos. Ella era ni más ni menos que su antiguo gran amor, Penny Romsey, quien hoy está casada con su primo y mejor amigo lord Romsey. El lugar: la piscina de una lujosa villa en Mallorca. La fotografía de la amorosa actitud de la pareja en vestido de baño apareció hace dos semanas en la primera página del Sun, el tabloide inglés que más ejemplares ha vendido por cuenta de las intimidades de la familia real inglesa. Era una foto comprometedora, lograda con teleobjetivo. Las informaciones del periódico señalaban que había sido tomada durante un fin de semana de descanso del príncipe Carlos con los Romsey, antes de que la princesa Diana llegara a la isla con sus dos hijos. "El príncipe comparte tiernos momentos con la amorosa Penny", titulaba el Sun. El escándalo estaba servido.
Sólo que esta vez el escandalo rebotó contra los muros del Palacio de Buckingham. Al día siguiente, dos diarios rivales del Sun, el Daily Mirror y el Daily Mail, publicaban las declaraciones de los Romsey explicando que el abrazo fue un gesto consolador y cariñoso del príncipe Carlos hacia la esposa de su amigo, luego de enterarse de la terrible noticia de que la hija de los Romsey, Leonora, de cuatro años, sufre de cancer.
Pocas veces la prensa sensacionalista ha sufrido en carne propia una situación tan bochornosa. El contraste de las frívolas insinuaciones del periódico con el doloroso drama que vive la pareja, no sólo hirió a los miembros de la familia real británica y enfureció a los británicos sino que desató una batalla campal entre los periódicos ingleses. Y poco o nada contó que por primera vez en su historia amarillista el Sun se haya deshecho en disculpas y rectificaciones por las "falsas insinuaciones publicadas". El propio lord Romsey puso en evidencia que no se trataba sólo de una equivocada interpretación.
Su afirmación de que él se encontraba a pocos pasos de la pareja en el momento del abrazo y de que fue deliberadamente cortado de la fotografía por los editores, puso al descubierto la maliciosa cacería que la prensa sensacionalista ha emprendido contra los miembros de la familia real.
Pero esta vez la batalla no ha sido entre los diarios y los voceros del palacio de Buckingham. Las más encarnizadas reacciones han corrido por cuenta de la misma prensa, que se han arrojado lanza en ristre contra un estilo que parece haber llegado demasiado lejos. "El Sun es el Saddam Hussein del periodismo... loco, malo y peligroso. El mundo sería mucho mejor si ambos fueran suprimidos", señaló el Daily Mirror, que en sus páginas editoriales insinuó a lord Romsey iniciar una demanda contra el tabloide. Lo cierto es que la controversia está al rojo vivo y mientras los cargos flotan en el aire, por primera vez la sonrojada corrió por cuenta de la prensa amarillista.