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EL DELEITE DE LA INCOGNITA

Sutiles interrogantes en la obra de Jorge Julián Aristizábal.

26 de octubre de 1998

El pintor antioqueño Jorge Julián Aristizábal ha tenido un desarrollo bastante particular si se tienen en cuenta las características del arte colombiano de las últimas décadas. Su obra no persigue la comunicación de un mensaje diáfano y lógico sobre el devenir del arte ni el registro de la realidad social del país, sino el planteamiento visual de una incógnita en cuya consideración el observador se ve abocado a reflexionar acerca de la naturaleza humana y de la vida. El artista, además, ha permanecido fiel a la pintura de representación y en algunas áreas su realismo es sorprendente. Sus espacios, sin embargo, son ambiguos y sugieren infinitud e interioridad, mientras que algunos objetos reales que aparecen vinculados a varias de las pinturas complementan el misterio de sus planteamientos.
Su exposición en la galería Valenzuela y Klenner es exquisita e intrigante gracias a su fina ejecución y a las sugerencias de una iconografía conformada por animales o por fragmentos de su piel minuciosamente reproducida, por formas humanas y por una serie de líneas que actúan como vínculos entre los distintos elementos, atravesándolos o complementando su diseño y disposición.
Si bien algunas obras como Dentro y fuera pueden sugerir que la racionalidad del hombre y la irracionalidad del animal son el anverso y el reverso de una misma máscara, su obra elude toda literalidad y desanima todo impulso de una explicación precisa para suscitar más bien interrogantes, no tanto sobre sus intenciones, como sobre las relaciones de la humanidad con los animales y la naturaleza en general, y acerca del significado e implicaciones de domesticar y ser domesticado.