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EL GORDO DE LA SUBASTA

Fue el que se llevó Fernando Botero al imponer récord con los 715 mil dólares de su "Familia protesante".

25 de diciembre de 1989

Fernando Botero se robó el show. La semana pasada, durante las sesiones de subastas que adelantaron las casas Christie's y Sotheby's una obra del pintor colombiano rompió todos los récords de precios para obras de arte de pintores latinoamericanos. "Familia protestante", u óleo sobre lienzo pintado en 1969, fue adquirido por el cantante norteamericano Andy Williams, en la no despreciable suma de 715 mil dólares.

El récord de Botero fue el punto culminante de una semana en la que más que en cualquiera otra ocasión el arte latinoamericano estuvo en primera línea a nivel mundial. El lunes 20 de noviembre, en la casa Sotheby's, el cuadro "Familia jugando", del mexicano Rufino Tamayo había impuesto un récord sin precedentes de 605 mil dólares. Pero sólo 24 horas después, en la sala de Christie's, el lienzo de Botero se puso a la delantera con 110 mil dólares de ventaja. En el "Familia protestante" el artista plasma la imagen que de niño tuvo sobre el tema, cuando se hablaba de que los protestantes eran personas de costumbres extrañas y hasta andaban desnudos por la casa. Como dato curioso, hace 20 años Botero vendió esta obra en apenas 1.300 dólares, una cifra respetable en su momento.

No hay duda de que Botero es el pintor y escultor colombiano más cotizado en el mercado internacional. En la misma sesión en que su "Familia" rompió marcas, otras dos obras suyas estuvieron entre las diez más costosas: la escultura en mármol "Mujer fumando" alcanzó los 385 mil dólares y el lienzo "Los ricos" se subastó en 264 mil.

Pero, más allá de las cifras alcanzadas por las obras del artista colombiano, hay que decir que, en general, el arte latinoamericano está en pleno ascenso en el mercado internacional. Hace diez años, las grandes casas de subastas del mundo no tomaban en cuenta sino a los grandes maestros europeos y norteamericanos. Las cosas comenzaron a cambiar hace cerca de ocho años, cuando Christie's y Sotheby's por primera vez realizaron sesiones con obras latinoamericanas.

Hoy en día se hacen dos sesiones anuales con obras de artistas latinos exclusivamente, con una acogida similar a la que tienen los grandes maestros europeos. Además, las obras de arte latinoamericanas cuentan con la ventaja de tener precios relativamente cómodos si se les compara, por ejemplo, con los 40 millones de dólares que puede alcanzar un Picasso o un Van Gogh.

En la subasta de Christie's, las cifras que se alcanzaron pueden dejar boquiabierto a cualquiera. Detrás de Botero se ubicó el mexicano Juan O'Gorman con su tela "Mitos paganos", que fue adquirida por 550 mil dólares y que es réplica de un mural suyo que fue destruido en México porque "insultaba a los jefes de los Estados fascistas", según lo expresó el autor. Las mujeres no se quedaron atrás y la "Tejedora de Verona", de la hispanomexicana Remedios Varo, se vendió en 484 mil dólares. "La tierra misma", de la también mexicana Frida Kalho, fue adquirida por la friolera de 550 mil.

Los clásicos no podían estar ausentes y "Nina madre", del muralista David Alfaro Siqueiros, se vendió en 363 mil dólares. Del también mexicano Diego Rivera, "Retrato de Ignacio Sánchez" alcanzó la cifra de 264 mil.

NO TODO ES DICHA
Pero, si a primera vista estos precios asustan a cualquiera, lo cierto es que no son nada comparados con lo que se paga por un Van Gogh o un Picasso. Ocho días antes de la subasta latinoamericana, una de las casas neoyorquinas vendió el cuadro "Au lapin agile", de Pablo Picasso, en la módica suma de 40.7 millones. Y de acuerdo con declaraciones dadas a la prensa norteamericana por el presidente de la casa Sotheby's, la semana pasada, existen en la actualidad por lo menos 500 personas en el mundo que estarían dispuestas a desembolsillar más de 25 millones de dólares para adquirir una obra de arte.

Para muchos, el boom alcanzado por el arte en los últimos años es muestra de la buena economía mundial en este período y de la necesidad de invertir en campos de mínimo riesgo, aunque a estas alturas nadie sabe hasta dónde pueda llegar esta alza sostenida en los precios y si, en un tiempo relativamente corto, invertir en arte será un buen negocio.

Por el momento, es válido afirmar que los beneficiados por el alud de precios son los coleccionistas, los negociantes en arte y las casas de subastas. Pero, por otro lado, la lista de damnificados incluye a los museos y al público en general, entre muchos otros.

Los museos norteamericanos enfrentan en los actuales momentos una seria crisis, en la medida en que los al tos precios les impiden engrosar sus colecciones que están a disposición del gran público. Se calcula que los grandes museos gringos cuentan con un presupuesto no mayor a cinco millones de dólares, cada uno, para sus compras anuales, cifra con la que sólo pueden adquirir obras de discreto valor artístico. Así, las actividades de los museos se han visto restringidas y se les está poniendo punto final a la grandes muestras retrospectivas, ya que, por ejemplo, el seguro para una retrospectiva de Van Gogh fácilmente puede llegar a los 5 mil millones de dólares, algo absurdo cuando se conoce que esas mismas obras fueron aseguradas por mil millones hace cerca de diez años. Todo esto en el caso de que los dueños acepten prestarlas, pues ningún coleccionista en los tiempos que corren descuelga su Van Gogh o su Picasso si no es con un cheque de 30 o 40 millones de dólares en la mano.

La situación se hace extensiva a los grandes museos europeos. Pero, en últimas, el gran damnificado es el público amante del arte, que se tiene que conformar con ver fotos o por la televisión las grandes obras de la plástica mundial, que ahora reposan en cajas fuertes o en paredes de coleccionistas privados y grandes emporios japoneses. Todo parece indicar que eso de que el arte debe ser para todos es una gran utopía.--