Home

Cultura

Artículo

EL QUINTO ELEMENTO

Un reconocido director francés le recuerda a Hollywood cómo se hace una película de ciencia ficción llena de diversión.

7 de julio de 1997

Direccion: Luc Besson Protagonistas: Bruce Willis, Gary Oldman, Ian Holman, Milla Jovovich Nunca antes una película de Luc Besson había tenido tanta difusión en Colombia como El quinto elemento. La razón es simple. Aunque el joven director francés ha tenido un merecido prestigio internacional desde su película Azul profundo, lanzada a fines de los 80, en esta ocasión su trabajo ha contado con el respaldo de uno de los gigantes del cine mundial: Columbia Pictures. Algunos han interpretado la realización de esta cinta como la entrega de un joven talento a las exigencias de Hollywood. Sin embargo, el resultado es una grata sorpresa tanto para los seguidores de Besson como para los amantes del cine de ciencia ficción. A muchos de los espectadores que disfrutaron de la poesía cinematográfica de Azul profundo les debe sorprender encontrar ahora a Besson dirigiendo una película protagonizada por Bruce Willis. Aunque a primera vista parecería un giro de 180 grados, la verdad es otra. Respetando las diferencias de género, El quinto elemento es tan buena película como Azul profundo, o como El asesino perfecto o La Femme Nikita, las dos más recientes realizaciones del director francés. Todas estas cintas tienen un denominador común: el excelente uso de la narración cinematográfica. El quinto elemento cuenta la historia de un taxista de Nueva York en el siglo XXIII, caracterizado por Bruce Willis, que encabeza un disímil puñado de personajes cuya misión es lograr que una fuerza maligna fracase en su propósito de extinguir la vida en el universo. Besson aprovecha el planteamiento tradicional de la lucha del bien contra el mal para hacer una película muy entretenida, con momentos memorables de comedia, en medio de unos efectos especiales asombrosos y una edición impecable. Capítulo aparte merece la excelente banda sonora compuesta por Eric Serra, quien ha acompañado a Besson desde su primera producción. Pero no todo en la película es bueno. Aparte de la evidente superficialidad del guión, los grandes lunares de la cinta están en el forzado final romántico, así como en el uso un tanto gratuito de la violencia excesiva. Mientras en El asesino perfecto los pasajes violentos eran parte integral de la narración cinematográfica, en El quinto elemento parecen ser un pretexto para justificar la presencia de Bruce Willis en la cinta. Este filme con seguridad no pasará a la historia como un hito del cine de ciencia ficción, como sí lo han hecho películas como 2001 Odisea del espacio o Blade Runner. Pero la producción de Besson cumple de la mejor manera uno de los propósitos fundamentales del cine: entretener.