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El regreso

Una gran película sobre dos hermanos que viajan con un padre autoritario al que no han visto en 12 años. ****

Ricardo Silva Romero
24 de septiembre de 2004

Título original:Vozvrashcheniye.
Año de producción: 2003.
Dirección: Andrei Zvyagintsev.
Actores: Vladimir Garin, Ivan Dobronravov, Konstantin Lavronenko, Natalia Vdovina, Galina Petrova.

El director de El regreso, Andrei Zvyagintsev, un hombre de 40 años que ha dedicado gran parte de su carrera al teatro de vanguardia, asegura que le gustaría que el público entrara a las salas en donde proyectan su película preparado para ver "una mirada mitológica a la vida humana".

Nosotros, que no tenemos por qué hacer lo que los directores quieran, encogemos los hombros frente a las escenas absorbentes de esta tragedia rusa. Y nos entregamos por completo al drama de esos dos hermanos adolescentes que no logran entender por qué su padre los trata como los trata si no los ha visto ni una vez en los últimos 12 años. Sí, claro, lo más probable es que interpretar lo que está pasando -el amargo viaje de Vania y Andrei junto a ese hombre que no se ha ganado la autoridad que ejerce sin contemplaciones- nos lleve a reflexiones sobre Dios, el inconsciente o el mundo que está detrás del mundo. Pero desde el comienzo -esto, creo, es una buena señal- preferimos quedarnos callados ante esas imágenes casi pintadas, esas actuaciones que sólo se dan pocas veces y esas secuencias que sugieren enigmas que no tienen solución. Viajamos con los personajes en el carro, en el bus, en la peligrosa lancha de madera, hasta llegar al último misterio convertidos en niños que saben que nadie les va a dar una respuesta. Es una gran película: esa es la única frase que nos queda.

Recibió el León de Oro del Festival de Venecia después de ser recibida por los críticos como un trabajo imprescindible en septiembre del año pasado. Fue filmada en el verano del norte de San Petesburgo (cuando el sol jamás se pone) con un presupuesto que no superó los 500.000 dólares. Y es, aunque resulte difícil de creer, el primer largometraje de Zvyagintsey. Poco más es necesario saber sobre El regreso: que no oculta la influencia del cine de Andrei Tarkovski, autor de obras maestras como El espejo, La infancia de Iván o Sacrificio, porque no cabe duda de que es una obra con personalidad propia; que hay ciertas referencias bíblicas (el eterno retorno, la iniciación en el misterio, nuestra búsqueda de un padre que se transforme en víctima) regadas por todo el camino; o que unos días después del final de la filmación, en los primeros días del otoño ruso, el niño que interpreta a Andrei, Vladimir Garin, murió ahogado en el mismo lago en donde fue rodada la escena fundamental de la historia.

Poco más se debe saber, poco más se debe decir sobre este relato: "uno no debe hablar en voz alta sobre los significados ocultos, dice el propio Zvyagintsey, porque pronto descubrirá que ha agotado la magia".

Quizá sea bueno volver a la primera escena, sólo eso, para notar que desde esa primera persecución, desde esa primera carrera de vida o muerte, se nos ha prometido un viaje aterrador a una orilla que desconocemos.