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EL SECRETO DEL EXITO

Con su nueva película, Michael J. Fox entra al ranking de los más taquilleros

12 de octubre de 1987

La comedia "El secreto de mi éxito" plantea una tesis cínica y no tan descabellada: si un ejecutivo joven quiere trepar dentro de una empresa basta que se acueste con la mujer del jefe y si ella, además, es su tía, entonces las posibilidades de ascenso crecerán con cada nuevo encuentro. Aunque el protagonista sea bajito, tímido y campesino de Kansas, todas las posibilidades le son dadas desde ese momento emocionante, al atardecer, cuando en medio del mugido de las vacas y el volar de las palomas cuenta a sus padres la decisión que ha tomado: irse a Nueva York, a conquistar sus calles, mujeres y empresas, convertirse en el nuevo amo de las finanzas.
Lo cierto es que el secreto del éxito del personaje de la película, Brantley Foster, parece repetir en buena parte la carrera meteórica del joven actor Michael J. Fox, el mismo que millones de televidentes colombianos han seguido durante varias temporadas en la serie "Lazos familiares" y el mismo que, a los 23 años, saltó a la fama al protagonizar una de las películas más taquilleras en cine y video (ha vendido más de 100 millones de casetes), "Regreso al futuro", realizada por el equipo de Steven Spielberg.
Personaje y actor establecieron desde la redacción misma del guión una afinidad química que se siente a lo largo de toda la película, aun en las escenas más cotidianas. Brantley Foster intenta varios trabajos hasta cuando, derrotado en principio, decide utilizar su última carta: un tío lejano a quien no conoce y es presidente de una multinacional que fabrica desde comida para perros hasta sistemas de control de misiles. La empresa marcha muy mal porque, para cada operación, tienen tres personas y nadie controla los gastos y el presidente (o sea el tío) piensa que gritando y botando gente e implantando el terrorismo laboral las cosas andarán mejor.
El sobrino aparece, es rechazado y luego aceptado para un puesto muy lejano de sus aspiraciones: mensajero. Y ahí comienzan a desenvolverse el cinismo, las ansias de trepar, las ambiciones y todo cuanto tiene que ver con el plan del muchacho y dentro de las fórmulas del más puro humor norteamericano, encuentra la manera absurda pero divertida de interpretar dos personajes dentro de la empresa.
Cuando llega a la oficina es el mensajero, obediente y rápido. A los quince minutos y a bordo de un ascensor, convenientemente frenado a mitad de recorrido, se cambia y emerge entonces el ejecutivo que dará órdenes, pedirá estudios y análisis y llenará las paredes de gráficos y balances. Un día, la esposa del presidente necesita un chofer para la limosina y como el titular está enfermo envían al mensajero y durante el recorrido, éste echa mano de su encanto permanente.
Para los críticos norteamericanos, especialmente los que estudian detenidamente el fenómeno del humor masivo en el cine producido en serie por Hollywood, no es extraño que "El secreto de mi éxito" siga barriendo en la taquilla. Es que tiene el toque personal que el director Herbert Ross sabe imprimir a sus películas. Con más de veinte comedias realizadas en los últimos 30 años (con títulos como "Adiós, Mr. Chips", The owl and the pussycat, "Sueños de un seductor", quizás una de las películas más amadas de Woody Allen, The sunshine boys, The turning point, aquella con Shirley McLaine y Anne Bancroft, de ballet, "La chica del adiós" y Footloose), con más de cincuenta nominaciones al Oscar, Ross sabe manejar los elementos humorísticos, ridículos, cotidianos, románticos y espectaculares que pueden caber en las jornadas ansiosas de ese muchacho que quiere triunfar, aunque sea entregándose al apetito desaforado de la tía: "Quería hacer una película, una comedia de costumbres, una historia en la que se mezclen líos de faldas y falsas personalidades y además está localizado en Nueva York, la metrópoli más asombrosa, tan asombrosa que es una novela cada día. Filmada en 35 locaciones diferentes, la fotografía estuvo dirigida por el maestro italiano Carlo di Palma. No es simplemente casualidad que la nueva película de Woody Allen, "Días de radio", también sea fotografiada por Di Palma.