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L I B R O S

En busca del idioma latinoamericano

Un estudio sobre cultura y sociedad en América Latina.

Luis Fernando Afanador
18 de septiembre de 2000

Este es un libro casi imposible de sintetizar. No porque su objetivo no sea claro: se trata de un ensayo sobre la cultura y la sociedad latinoamericana. Pero, deliberadamente, evita una tesis central y se niega a realizar conclusiones. Hay miles de citas, miles de ideas parciales sin una visión final integradora. Como si su interés fuera —y no lo es— trazar un mapa exacto; más una cartografía que una interpretación.

¿De qué otra manera —se dirá a su favor— podría ser un libro sobre la cultura latinoamericana? Poetas modernistas, dictadores, animadores de televisión, cantantes de boleros, futbolistas, neoliberalismo, mercado libre e industria del entretenimiento —por citar sólo algunos tópicos—, tienden a producir bastante confusión y vértigo al ser reunidos bajo el mismo lente. Como la clasificación que hace Borges en su Manual de zoología fantástica. Y quede claro que no se trata de una objeción al hecho de incluir en el mismo análisis a la alta cultura y a la cultura popular: desde comienzos del siglo XX, desde las vanguardias, es casi imposible hacer tal distinción, al punto de que es posible afirmar hoy en día que vivimos todos en una (única) cultura pop.

Nadie lo pone en duda: la cultura latinoamericana es una cultura sincrética. Y en la época del videocasete, los satélites, el disco, la video music, los walkman, los supershows, las antenas parabólicas, la realidad virtual, el ciberespacio, la Internet y el e-mail, las contradicciones y las complejidades aumentan hasta el límite del entendimiento. Por eso la importancia o mejor, la necesidad, de un libro que haga claridad al respecto. Y quien mejor para escribirlo que Carlos Monsiváis, el lúcido ensayista de estos temas, “el incomparable historiador de las mentalidades”. Pero Monsiváis se niega a las conclusiones y nos responde con una paradoja del críptico Lezama Lima: “El gozo del ciempiés es la encrucijada”.

Nos ofrece, a cambio, un libro con una información muy valiosa y un hilo conductor no muy claro para el lector (que presumimos le interesa a diferencia de otros ilegibles profesores que abordan estos temas). Así Monsiváis delimite su objetivo en cada capítulo: las versiones de lo popular, el cine latinoamericano, la identidad, los mitos de la cultura, la vida urbana, la televisión; así justifique que el asunto a tratar, por su naturaleza, debe quedar como una interrogación, es indudable que utiliza demasiada información y demasiado análisis ‘puntual’ en el que, necesariamente, terminamos naufragando.

En realidad, teniendo en cuenta el renombre de su autor y el título del que venía precedido, premio Anagrama de ensayo, esperábamos un libro más esclarecedor. A lo mejor, es un problema sólo nuestro: falsas expectativas. De cualquier manera, la riqueza de la información que contiene es una maravilla que lo justifica y hace necesaria su lectura. Todas sus citas, ciertas reflexiones, las referencias a textos y autores desconocidos, hacen de esta obra un material indispensable para el que quiera abordar en su conjunto la cultura latinoamericana.

De innumerables citas destacables, mencionamos esta joya: “Estamos en el negocio del entretenimiento, de la información, y podemos educar, pero fundamentalmente entretener... México es un país de una clase modesta muy jodida, que no va a salir de jodida. Para la televisión es una obligación llevar diversión a esa gente y sacarla de su triste realidad y de su futuro difícil. La clase media, la media baja, la media alta. Los ricos, como yo, no somos clientes, porque los ricos no compramos ni madre... Ustedes nunca han visto un aparato de televisión en la basura, nunca”. (Emilio Azcárraga Milmo, presidente del grupo Televisa en Proceso, 15 de febrero de 1993). Sin comentarios.