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EN SU SALSA

En su nueva película, Rubén Blades demuestra que su talento va más allá de la música.

31 de agosto de 1987

Rubén Blades cuenta cómo, cuando le enseñaron el guión original de la película "Condición crítica", descubrió que le habían asignado el papel que el cine norteamericano tradicionalmente le adjudica a los actores latinos: el de payaso, irresponsable y gritón. Un auxiliar de enfermería que se burla de médicos y pacientes mientras incendios e inundaciones amenazan el hospital. Blades lo rechazó y dijo que sólo haría el personaje si le daban la oportunidad de reescribirlo. Se la dieron y por eso su personaje es lo mas valioso en esta comedia de Michael Apted que quiere ser una sátira profunda al sistema hospitalario norteamericano, con toda su burocracia, con todos sus errores y, sobre todo, con sus mitos de disciplina y perfección científicas.
La historia de esta película actualmente en cartelera gira alrededor de ese auxiliar y un hombre que huye de la justicia y gracias a una serie de equívocos y situaciones ridículas se convierte en el médico jefe que va descubriendo las mentiras y las trampas que el sistema coloca a sus pacientes. Richard Pryor, con una apariencia física extraña (se parece a Rock Hudson en sus últimos meses de enfermo), huye de la justicia y de un sanatorio, y con Blades le pone un poco de cordura, irónicamente, a esa casa de locos que se va hundiendo. El que Blades sea la estrella de marca latina de una película norteamericana responde a un movimiento emprendido por Hollywood para reconquistar ese mercado de espectadores latinos que, pasivamente, ha exigido que sus actores, sus temas, su idioma sean tenidos en cuenta en estas producciones. Por eso, Luis Valdéz acaba de estrenar "La Bamba" y Robert Redford, con el mismo Blades, pronto exhibirán The Milagro Beanfield War, con Sonia Braga y agricultores de verdad que cuentan su lucha contra los terratenientes. Por eso también películas como "El Norte" y "Sueños cruzados", también de Blades, tienen tanto éxito y por eso películas en castellano aspiran cada año al Oscar. Para este hombre que es abogado y aspirante a la Presidencia de Panamá y compositor y cantante, el cine es una etapa natural en alguien que se ha convertido para millones de latinos en un símbolo de rebelión ante la explotación que las empresas de Estados Unidos hacen de su trabajo.
Su disco con temas de García Márquez, su rebelión contra las disqueras, su decisión de quitarle a la salsa el carácter de marginalidad y probar con el rock nuevas experiencias personales y técnicas, formar parte de la conciencia que Blades ha venido propagando entre los latinos que viven en Estados Unidos. Cuando su personaje en "Condición critica" se enfrenta a los médicos "gringos", cuando defiende a los pacientes que no hablan inglés, cuando se alia con ese escapado de un sanatorio, cuando descubre que ese hospital es una auténtica bomba de tiempo, según él mismo lo ha confesado, está hablando y actuando por millones de latinoamericanos que nunca antes habían tenido oportunidades así. Su decisión de conquistar un mercado artístico vedado a quienes no hablan inglés sin acento es a fondo y esta película y sus discos de rock y los nuevos proyectos, lo convencen de la necesidad de mantener lo que él llama "una lucha desde el mismo corazón del imperialismo". Le preguntan si no teme las represalias y sonrie y dice: "Soy el mejor en mi campo, mis discos se venden, la gente va a mis conciertos... entonces ¿ Cómo pueden hacerme algo sin que nadie se entere?".

"QUIERO LA PRESIDENCIA DE PANAMA "
A raíz de su última película, Rubén Blades concedió una entrevista de la que SEMANA reproduce algunos apartes.

P.: Algunos han criticado el giro político que ha tomado su carrera...
R.: En América Latina, sobre todo en estos años, el que no tenga una actitud política es mejor que se encierre en el armario. Aun los que detestan la política como actividad, tienen que aceptar que el futuro de este continente sólo se resuelve mediante el debate, la discusión pública de los problemas, el análisis de los conflictos porque, de otro modo, nos llevó el diablo.

P.: Otro sector no está conforme con el giro que ha tomado su actividad musical...
R.: Uno tiene que ir evolucionando, uno no puede quedarse estancado, uno tiene que buscar nuevas formas de expresión, de comunicación con la gente aunque se desaten polémicas como con mis últimos trabajos.

P.: ¿Se siente más cómodo cantando o componiendo o actuando en el cine?
R.: Lo que me gusta de hacer películas dentro del sistema tradicional de Hollywood, con costosos equipos y personal por todas partes es que tienes la oportunidad de hacer llegar lo que piensas, lo que dices, lo que quieres comunicarle a los demás, a un mayor número de personas. Pienso en el poder multiplicador de ese medio cuando llega a la televisión, cuando millones de personas ahí, en sus hogares se enteran de los problemas ajenos.

P.: ¿Qué significa para usted actuar, cantar, moverse en inglés?
R.: El inglés, es apenas elemental es indispensable para dominar un mercado como el norteamericano. Siempre he sostenido que la música, el rock para ser más exactos, no tiene por qué ser propiedad exclusiva de los anglosajones, ellos no son los únicos que pueden cantar en inglés y los latinos tenemos derecho a movernos en ese terreno. Por eso he seguido trabajando en nuevos proyectos que incluyen mi asociación con otros artistas con el fin de abarcar un campo más amplio.

P.: Se siente una especie de ofensiva en muchos niveles artísticos norteamericanos, los que hablan inglés, por acercarse a los que equivocadamente son llamados minorías raciales...
R.: Es una postura mercantilista porque sólo buscan agrandar sus negocios con estos millones de seres humanos que nunca habían sido tenidos en cuenta pero, es significativo, detrás de todo esto se siente la presencia de un conglomerado que cada vez decide más cosas, que pesa más, que ejerce más influencia.

P.: ¿Todavía aspira a la presidencia de Panamá?
R.: Algunas personas tomaron esa aspiración mia como un gesto folclórico, loco, desesperado, de alguien que quería llamar la atención de los demás pero en el fondo lo que buscaba era acercarme a esa cantidad de conflictos que hay en mi tierra, señalarlos, darles un nombre concreto. Es cierto: "quiero la presidencia de Panamá" .

P.: Usted tiene una excelente imagen entre los norteamericanos. Las campañas que ha encabezado contra las drogas, el alcohol,la discriminación de los latinos lo han convertido en símbolo de esas batallas...
R.: Creo que esa es la palabra adecuada, batallas, uno como artista no puede encasillarse en la simple interpretación de temas musicales que la gente repite, uno no puede grabar y cobrar y gastar, también tiene que devolver algo a la comunidad y creo que en este caso la acción tiene que ser dirigida contra quienes están acabando con nuestra gente, la están minando inútilmente.

P.: ¿Cómo fue la experiencia de trabajar con Robert Redford como director?
R.: Es un hombre muy inteligente y el personaje que interpreto (el de un marshall hispano-norteamericano), me cayó como un guante, es un hombre que nada contra la corriente, que quiere ser escuchado aunque lo que dice no cae bien en los demás.

P.: ¿Tuvo muchos conflictos para aceptar el guión de "Condición crítica "?
R.: El personaje original era cómico, un hombrecito que se la pasa haciendo bromas, riéndose de todo, el típico payasito latino que sobrevive en medio de la presión de los demás. Leí con atención el guión, pensé que el personaje merecía más altura, más dignidad y entonces propuse algunos cambios que fueron analizados y aceptados pero, todo dentro de la mayor cordialidad. Michael (Apted, el director), es un hombre con mucha imaginación y sus películas así lo demuestran.