ENFERMA OPERACION SALUD

Hace 10 años la periodista Amparo Pérez empezó a perder el pelo. No se enfrentaba al primer reto de su carrera ni al más publicitado: sólo iba a dirigir Operación Salud, un programa de bajo perfil en términos comerciales. Lo que la llevó a tal extremo de nerviosismo fue pensar que ella, una hipocondríaca crónica, iba a empezar a padecer el alud de enfermedades que por carta inundarían desde entonces sus oficinas de la programadora Caracol. Sin embargo, con el tiempo Amparo se fue volviendo una experta en los temas de salud, nada se le contagió y se enamoró de ese programa pobre en recursos técnicos, relegado a horarios pésimos y relativamente anónimo pero una de sus experiencias profesionales más gratificantes. Desde el primer día la acompañó en su aventura por este país anónimo Ricardo Di Doménico, un cirujano que le cayó como anillo al dedo por su experiencia en los medios de comunicación y su interés por la popularización de la medicina. El matrimonio fue perfecto. Di Doménico, con su apariencia bonachona y sus palabras tranquilizadoras, se convirtió en el médico de cabecera de ese megahogar que se extiende de La Guajira al Amazonas y del Pacífico a los Llanos. Y Amparo, con su experiencia en magazines, logró convertir este programa en una variada revista que, con un concepto total de salud, cubría desde los problemas del hígado, de nutrición y los desajustes sicológicos hasta trucos de belleza y lo último en gimnasia. Con su cambio constante de horarios, su tímida comercialización, el escaso apoyo estatal y la nula publicidad, el programa finalmente cayó abatido ante la lógica del rating. Sólo se emitirá hasta la última semana de febrero. La programadora apenas se compromete a guardar el nombre del programa por si en el futuro existen mejores condiciones para volverlo a lanzar. Es de esperar que Operación Salud no se quede mucho tiempo en el tintero y que alguien más se arriesgue a retomar los logros de uno de los programas estrella en su género de la última década.