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“Entre hermanos sí hay sensualidad”

Esta semana arranca la 42ª edición del Festival de Cine de Cartagena. Allí se podrá ver una de las películas más exitosas del último año: ‘La ciénaga’, de la directora argentina Lucrecia Martel. SEMANA habló con ella.

26 de febrero de 2002

En medio de la amplia programación de la 42ª edición del Festival de Cine de Cartagena, que comienza este viernes primero de marzo y que tendrá 15 películas en competencia, las expectativas se han centrado en dos nuevas producciones colombianas y en dos películas argentinas que ya han recibido numerosos reconocimientos. Se podrá ver por primera vez Bolívar soy yo, dirigida por Jorge Alí Triana, cinta que narra la historia de un actor de televisión que alguna vez personificó al Libertador y que, con el tiempo, se sumió en una crisis de identidad que lo absorbió por completo.

También se estrenará After Party, una nueva producción nacional codirigida por Julio César Luna y Guillermo Rincón, que ahonda en la vida de un joven que se deja llevar por el mundo del vicio, la droga y la vida nocturna. Por Argentina se destacan El hijo de la novia, de Juan Campanella, cinta nominada este año al premio Oscar como mejor película extranjera, y La ciénaga, de Lucrecia Martel, cinta que obtuvo el premio a mejor guión en el Festival de Sundance y el premio a mejor Opera Prima en el Festival de Berlín el año pasado. La ciénaga narra la historia de tres mujeres y los problemas internos de sus respectivas familias, radicadas en Salta, una apartada provincia argentina. SEMANA habló con ella.

SEMANA: ¿Cuál es el origen de ‘La ciénaga’ y por qué tres mujeres son las protagonistas?

Lucrecia Martel: La película tiene como origen ciertos sentimientos de mi infancia y la enorme fragilidad que implica la existencia humana. Me inquietaba no que alguien se apague porque se muere sino el momento en que ese alguien decide abandonarse. Yo he conocido muchas mujeres de 50 años que consideraban que su vida se había terminado. Yo recuerdo a mi abuela de 55 años diciendo: “Yo lo único que espero es que Dios me lleve pronto”. Yo tenía 8 años, escuché a mi abuela decir eso y me pareció lógico porque ella era muy grande para mí, pero a los 18 me pareció aberrante. Ese tipo de recuerdos me sirvieron pero no es la historia de mi vida.

SEMANA: La película se desarrolla en un ambiente un poco triste y lúgubre. ¿Así se lo propuso?

L.M.: La película muestra una situación que no es feliz, pero no es desesperanzada. Me desespera porque los personajes no salen de ahí, porque no se escapan. Esos eran los sentimientos que daban vueltas cuando escribí e hice la película.

SEMANA: ¿Por qué escogió a Salta como escenario?

L.M.: Allí viví 19 años de mi vida y viajo todos los veranos. Salta es lo más parecido a América Latina. Es más colonial, la impronta española es más fuerte, las clases sociales son muy rígidas y no hay una economía que sustente esa forma de la sociedad. Es ridículo que todavía haya gente con actitudes señoriales. Desde muy chica hice un entrenamiento muy fuerte para acordarme de muchas cosas sin saber para qué. Yo compartí mucho con mis abuelas, mi madre, mi tía.

SEMANA: Llama la atención su particular manejo del erotismo.

L.M.: No está explícito pues me da mucho pudor. A la hora de dirigir a los actores yo pensaba hasta dónde los haría llegar, pero para ello yo me ponía en sus lugares y pensaba hasta dónde me animaría a ir yo y en ese sentido me parecía bien no hacer nada que no me animase. La sensualidad que hay dentro de la familia en la película tiene como un grado de invisibilidad y es muy fuerte. Yo tengo una familia de muchos hermanos y el erotismo que hay entre nosotros lo he vivido con gran sensualidad. Eso aterroriza a la clase media porque parece incesto pero yo lo he vivido sin necesidad de ningún acto confirmatorio.

SEMANA: ¿Cómo fue la experiencia de dirigir a actrices de la talla de Graciela Borges y Mercedes Morón?

L.M.: Fue muy fácil porque les interesó el proyecto y lo apoyaron muchísimo y confiaban en mí. Su generosidad fue grande porque son mujeres con una carrera exitosa y se arriesgaron en un proyecto de una directora nueva como yo.

SEMANA: ¿Fue muy difícil hacer su primera película?

L.M.: Para mí el cine es algo íntimo. Me hubiera sido imposible dirigir un guión escrito por otra persona. Mi relación con el cine esta ahí en las cosas que yo escribo, esas son las cosas que he querido filmar. Lo disfruté mucho.