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Entre la risa y la tristeza

En su nueva película, ?La vida acuática?, Bill Murray interpreta a un viejo marinero que busca un tiburón asesino. El polifacético actor demuestra que es uno de los comediantes más talentosos del momento.

1 de mayo de 2005

Bill Murray ha logrado una difícil tarea: mantenerse como uno de los hombres más graciosos del cine y la televisión durante 30 años. Desde el comienzo de su carrera, en la popular serie de televisión Saturday Night Live, demostró su talento como comediante. Luego vinieron Caddyshack, Tootsie, Los cazafantasmas, ¿Qué hay de nuevo, Bob?, El día de la marmota y Ed Wood, en las que perfeccionó un humor sutil al que no estaba acostumbrado el publico estadounidense. Murray, como suele suceder con los comediantes, siempre fue considerado un actor menor por la crítica. Sin embargo en 2004 recibió un nominación por su papel en Perdidos en Tokio, el maravilloso retrato de un cómico antihéroe. A pesar de que no le gusta hablar con la prensa, Murray concedió esta entrevista a propósito del estreno de La vida acuática, la tercera película que hace con el director Wes Anderson ya había actuado en Rushmore y en Los excéntricos Tenenbaum , un director que parece entenderlo a la perfección. SEMANA: Su relación profesional con Wes Anderson es muy buena y en cada película parece mejorar ¿Cómo fue la experiencia de trabajar de nuevo con él en ?La vida acuática?? Bill Murray: Hace años, cuando estábamos haciendo Rushmore, Wes me habló de este filme, pero no me contó mucho sobre él. Yo no necesitaba conocer muchos detalles porque le tengo mucha fe. Para ensayar esta película, fuimos juntos en barco hasta las costas de Italia. Él simplemente me leía el guión mientras yo tomaba sol en la proa del barco. Fue grandioso y sentí que era suficiente. Es lindo tener un guión tan bien escrito; no tengo que improvisar. He reescrito películas enteras, pero los guiones de él son precisos. SEMANA:Además, el personaje de Steve Zissou parece estar escrito pensando en usted. ¿Qué fue lo que más le gustó de interpretarlo? B.M.: Zissou es un hombre que está viviendo su hora más oscura. Obviamente, es un tipo movido por sus propios deseos egoístas y ciego frente a las personas que lo rodean. Pero también tiene un profundo sentido de lo que es su misión. Ama el océano y al mismo tiempo es el tipo más vulnerable del mundo porque es incapaz de expresar realmente sus sentimientos. Pero también es muy físico: Zissou es un hombre de acción, un audaz aventurero, un realizador de documentales y un héroe. Y no tiene miedo de enfrentar sus propias fallas.

SEMANA: También ha sido uno de sus papeles más exigentes... B.M.: Filmar mar adentro es muy difícil: hay una humedad de casi el ciento por ciento todo el tiempo. Está húmedo, frío y ventoso. Cuando uno está a bordo de un barco por la noche, el frío cala los huesos y además nosotros estábamos vestidos con ropas de verano porque se suponía que estábamos en África ecuatorial. Y pasábamos horas allí. Sin embargo, valió la pena: la película es grandiosa, realmente grandiosa. Es el filme más difícil y exigente que he realizado desde el punto de vista físico y personal, pero creo que también es el proyecto más ambicioso. Una de las cosas más grandiosas de la película, que el público va a sentir, es el amor de Wes y de los actores del barco por esta cinta. SEMANA: Sus últimos dos personajes Steve Zissou en ?La vida acuática? y Bob Harris en ?Perdidos en Tokio? lidian con el hecho de que ya no son tan famosos o exitosos como cuando eran jóvenes. ¿Piensa que hay semejanzas entre ambos? B.M.:Los dos tuvieron éxito en el pasado y pienso que están muy preocupados por su futuro. Zissou tiene que volver al océano porque lo ama; esa es su pasión y de eso vivió siempre, de hacer documentales. Pero para seguir volviendo al mar, tiene que hacer dinero y tiene que hacer un documental exitoso. En Perdidos en Tokio a Bob Harris le sucede algo similar: le gusta actuar pero tiene que hacer un comercial para ganar algo de dinero y mantener su estilo de vida. SEMANA: Ambos en todo caso son muy melancólicos, ¿qué tan real es su tristeza a la hora de actuar? B.M.:Es bastante real, pero no creo que la melancolía sea algo malo. La melancolía es mejor que la depresión; no significa que a uno las cosas lo depriman. No creo que me ponga de mal humor y pienso que está bien tener emociones. Me parece que tratar de negar las emociones es como un enorme drenaje en el cerebro porque no puedes luchar contra ellas. SEMANA: Usted nunca ha querido ser una estrella. ¿Cómo vive con la fama? B.M.: Me gusta la realización cinematográfica cuando las cámaras están rodando y el trabajo es real. De verdad lo amo. Además es bueno tener dinero para poder hacer cosas, pero la fama no es tan grandiosa. He pensado mucho acerca de mi carrera en los últimos años y me pregunté en un momento si realmente quería ser una gran estrella de cine. Y decidí que no, de modo que tomo los trabajos que me interesan, donde trabajo con gente que es buena y donde hago lo que quiero hacer. Disfruto de trabajar así; no me gusta la presión de tener que ser la más grande estrella del mundo. No deseo quedarme atascado, ni sentirme desesperado, ni terminar como ?el tipo que bebe en un bar?, preguntándome cuándo volveré a estar en una película. Si cambiara de carrera eso también sería una aventura. Lo he estado pensando: me gusta escribir teatro. SEMANA: ¿Cómo fue estar nominado al Oscar el año pasado? B.M.:Bastante lindo. Me encantaría ser nominado cada 25 años.