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“La corrupción es la lógica en el sistema político de Brasil”: José Padilha

El hombre detrás de 'Narcos' y de 'Tropa Élite' dirige ‘El mecanismo’, la serie de Netflix que muestra cómo se descubrió el caso de corrupción más grande en la historia de Brasil. SEMANA habló con él.

12 de abril de 2018

Días antes de que Lula Da Silva fuera a parar a la cárcel, usó uno de sus últimos discursos en plaza pública para criticar ‘El mecanismo’, la serie que Netflix estrenó a mediados de marzo y que explica cómo la Policía descubrió el caso Lava Jato, un entramado de corrupción que, con el tiempo, terminó tumbando a la presidenta Dilma Rousseff  y llevó a la cárcel al propio Lula.

Y es que en los ocho primeros capítulos, que se centran en la historia de los dos policías que lideraron la investigación, aparecen personajes que aunque tienen nombres ficticios, se relacionan fácilmente con personas reales: Lula, Dilma, Marcelo Odebrecht, Alberto Youseff. Eso ha causado una gran polémica en Brasil.

El hombre detrás de la serie es el brasileño Jose Padilha, el mismo que dirigió Narcos. SEMANA habló con él sobre la serie, sobre la situación política de su país y sobre la corrupción del continente.

SEMANA: Suena un poco arriesgado hacer una serie sobre el caso Lava Jato cuando el escándalo sigue vigente, no ha salido a la luz toda la verdad, su país está en elecciones y hay juicios que siguen su curso… ¿por qué decidió hacerlo?

José Padilha: Lo primero es que yo no estoy haciendo una serie paralela a lo que está pasando en este momento en Brasil, no me enfocó en lo de hoy, no soy un noticiero. Yo comienzo la historia 10 años atrás, así que las cosas sobre las que hablo están en el pasado,  ya sucedieron y sabemos con mucha certeza cuáles fueron los hechos. Lo segundo es que ha habido mucha investigación sobre el caso, hecha por un periodista llamado Vladimir Nieto, quien escribió un libro sobre el tema (Lava Jato: el juez Sergio Moro y los bastidores de la operación que sacudió a Brasil) y ha entrevistado a muchas personas. Ese libro es la base sobre la que está escrita la serie. ¿Qué si él sabe toda la verdad? No, no la sabe. ¿Qué si alguien sabe toda la verdad? No, nadie la sabe, ni siquiera sobre las cosas del pasado.

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SEMANA: Pero, ¿por qué no esperar a que el tiempo deje más claras las cosas?

J.P.: Yo no creo en esa noción de que entre más tiempo pase hay más capacidad de saber cosas, porque en esos casos siempre queda una historia oficial, y esa historia oficial no siempre es la historia real. Algunas veces es mejor hablar sobre las cosas cuando están frescas y cuando no hay ‘ganadores’ ni ‘vencedores’. Porque antes de tener un ganador, tienes varias versiones de la historia.

SEMANA: Brasil, como muchos países de América Latina, es una nación muy polarizada. Uno lo puede ver cuando en los juicios contra Lula hay marchas multitudinarias para apoyarlo, y otras igual de multitudinarias que piden que lo juzguen, ¿cómo evitar que la serie caiga en ese juego y que sea usada por alguno de los bandos políticos?

J.P.: Mi posición en Brasil es bien conocida. La gente sabe lo que pienso, yo tengo amigos en la izquierda y tengo amigos en la derecha, pero no sigo ninguna de esas ideologías. Intelectualmente, me cuesta creer en el neoliberalismo. Yo leí a Milton Friedman, a Friedrich Hayek, a Ludwig von Mises y a muchos otros, y encontré tres millones de vacíos en lo que ellos escribieron; tanto, que en realidad me sorprende que las personas crean que la sociedad puede organizarse sobre esos principios. Pero al mismo tiempo leí a Karl Marx y a Frederic Engel, también creo que lo que ellos escribieron es ‘pura mierda’, y me asombra, de la misma forma, que las personas crean que la sociedad puede organizarse sobre esos otros principios. Yo no me considero tan inteligente como para entender cómo deberían funcionar las sociedades. Esas personas, las que están en los extremos, los que polarizan, ellos sí creen saberlo, tanto en la derecha como en la izquierda, y pelean entre ellos, como si de verdad lo supieran. Y no lo saben. Ese es el problema.

SEMANA: Pero la serie sí muestra los casos de corrupción de dos gobiernos de izquierda…

J.P.: Cuando miro a Brasil, sin ningún tipo de ideología, me doy cuenta de que la corrupción no es algo que ocurra de vez en cuando; la corrupción es la lógica en el sistema político de Brasil, es el principio sobre el cual está organizado el sistema. También me doy cuenta de que, además de ser la base del sistema, existe en la pequeña escala, en la mediana escala y en la gran escala; el mismo proceso de corrupción que tú encuentras en el gobierno federal, con PetroBras, lo encuentras también en las pequeñas ciudades (y tenemos 40.745 de esas ciudades) y en todos los estados. Está esparcido por todo el país. No importa el nivel de gobierno, la corrupción no tiene ideología. Cuando la derecha está en el poder, el gobierno es corrupto, y cuando la izquierda está en el poder, el gobierno sigue siendo corrupto.

SEMANA: Es el sistema…

J.P.: Eso es lo que yo digo, lo que le digo a las personas con ideología, a quienes polarizan. Ellos son tontos: cuando defienden políticos piensan que pelean por su libertad, pero en realidad están peleando por su propia esclavitud.

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SEMANA: De hecho, usted había tocado el tema de la corrupción en Brasil en ‘Tropa de Élite‘ (película de 2007), en un nivel mucho menor: en la Policía, ¿Uno podría decir que ambos casos son similares o que alguno es peor que el otro? 

J.P.: Son diferentes, pero están relacionados. La corrupción en Brasil lo afecta todo. Es por esa corrupción que no tenemos seguridad en nuestras ciudades (tenemos muchos asesinatos, violencia policial, corrupción policial), que no tenemos buena educación pública, que no tenemos un buen sistema de salud. Así que en cierto sentido, la realidad que nosotros mostramos en El mecanismo es, en parte, responsable de la realidad que mostramos en Tropa Élite. Es un nivel más profundo de realidad, por decirlo de alguna manera.

SEMANA: La serie se esfuerza en decir que es una ficción basada en hechos reales y, de hecho, los personajes usan nombres ficticios. Pero también son fácilmente identificables con las personas reales que los inspiran: Roberto Ibrahim es Alberto Youseff, la presidenta Jeanete es Dilma… ¿Eso fue intencional?

J.P.: Por supuesto. Nos estamos inspirando en el gran trabajo que todas estas personas han estado haciendo (Risas). A la gente, sobre todo en Brasil, le va a quedar muy fácil saber exactamente de lo que estamos hablando. No les va a tomar ni un segundo reconocer los personajes sobre los que han leído en la prensa y que han visto en los noticieros. Van a descubrir quién es quién muy rápido.

SEMANA: ¿Los policías que lo descubren todo también son reales?

J.P.: Sí. Ruffo está basado en un policía llamado Gerson Machado que comenzó a investigar a Alberto Youseff hace 10 años. En ese entonces lo atrapó, pero por la legislación de la época esa investigación nunca pasó del lavado de activos. Solo 5 años después la ley cambió. Él estaba muy frustrado, pues era de la misma ciudad y del mismo colegio que Youseff y llevaba gran parte de su vida intentando arrestarlo. Su obsesión es en parte responsable del caso Lava Jato, pues motivó a Verena (que está inspirada en la policía Erika Marena), quien fue la que terminó descubriendo todo.

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SEMANA: Usted es muy crítico sobre la situación en Brasil, pero visto desde afuera, es uno de los únicos países de América Latina que tiene preso a un expresidente por el caso de Lava Jato, ¿eso no le da algún tipo de esperanza?

J.P.: Sí. Y Lula no es el único. También tenemos a Sergio Cabral, un gobernador de Río, en la cárcel, condenado a 100 años en prisión; a muchos empresarios de corporaciones billonarias, al expresidente del Congreso (Eduardo Cunha) y a varios ministros. El problema es que la Corte Suprema es elegida por los políticos y los políticos son sistemáticamente corruptos, así que esa corte, muy probablemente, también es corrupta. Y el comportamiento que algunos de sus miembros han mostrado recientemente da una fuerte sospecha de que efectivamente lo son. Así que no sé qué va a pasar al final de todo esto. Además, el Congreso es totalmente corrupto, ¿en realidad van a cambiar las leyes para que el sistema caiga?... Estamos en una encrucijada: probablemente vaya a funcionar, probablemente no, lo sabremos en uno o dos años.

SEMANA: ¿Y cómo ve a los otros países de América Latina?

J.P.: Yo creo que aunque esta serie cuenta una historia sobre Brasil, de cierta forma habla de toda América Latina y de su corrupción, que es sistémica.  Eso mismo pasa en Colombia, en México, en Venezuela (allá, incluso, es peor).

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SEMANA: ¿Por qué cree que la corrupción está tan extendida en el sistema político de nuestro continente?

J.P.: Creo que es una combinación de factores. Nuestros países fueron colonizados por los portugueses y los españoles,  y ellos eran muy diferentes a los ingleses que colonizaron Estados Unidos, que llegaron para quedarse, para crear su propia sociedad y establecer su propio país. Los portugueses y los españoles vinieron solo a ‘explorar’ y a mandar el oro a casa. Nosotros, además, no tuvimos movimientos por los derechos civiles como en Estados Unidos. Luego, en muchas partes de América Latina, tienen una visión dañina del Estado: esa idea de que es un ente, todo poderoso, que debe proveer por nosotros.  Eso lo hace sobre todo la izquierda, pero no es exclusivo. Pues, como dije, cuando no estamos bajo el control de un gobierno de izquierda corrupto, estamos bajo el control de una dictadura de derecha que es igual de corrupta.

SEMANA: ¿La situación política está afectando a los cineastas de Brasil? ¿Cómo está el trabajo hoy?

J.P.: Yo creo que sí. Es más difícil obtener financiación para las películas. Pero los grandes cineastas siguen ahí, haciendo un gran trabajo. Igual, yo creo que el cine en Brasil va a tener un pico en los próximos años, ya que algunas veces  la inestabilidad política inspira a la gente. De hecho, el mejor momento del cine brasileño, internacionalmente, fue el llamado Cinema Novo, un movimiento cinematográfico que surgió contra la dictadura.

SEMANA: ‘Narcos‘ fue un gran éxito debido al tema de la droga y a un personaje atractivo como Pablo Escobar, ¿Usted cree que ‘El mecanismo‘ puede ser igual de exitoso? ¿Cuál puede ser el gancho para la gente, sobre todo para quienes no viven en Brasil?

J.P.: Cada país tiene su propio mecanismo. Es decir, creo que para muchos va a ser interesante entender que en muchos países, especialmente en América Latina (probablemente en todos los países de la región) la corrupción es la base sobre la cual está organizado el sistema político.  Infortunadamente, creo que muchas personas en Latinoamérica se van a sentir identificadas con eso. Así que probablemente eso lo haga interesante.  Pero además tenemos muy buenos actores y lo filmamos de un modo entretenido, como una película tipo cinema noir (cine negro) y, solo por eso, sé que a muchos les gustara.