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En 2008 Juan Carlos Gray ganó el Premio de Periodismo Simón Bolívar por sus escritos sobre música. Como escritor algunos de sus títulos más destacados son “La nostalgia del melómano” (Alfaguara, 2005) y “La canción de la luna” (Ícono, 2011) entre otros. Trabaja en la sección de música de la revista Semana y colabora habitualmente con El Malpensante y Ñ (del diario Clarín de Buenos Aires). | Foto: Archivo particular

LITERATURA

“Balsa de Fuego es un homenaje a la labor de los músicos”

El periodista Juan Carlos Garay publica su tercera novela. Una historia sobre un grupo musical que cambia la historia de la música en Colombia desde la escena independiente.

27 de septiembre de 2016

Sebastián Vidales es el bajista de un grupo de heavy metal bogotano llamado Ultratumba. Un día, en medio de una presentación en la Media Torta, lo impacta un rayo que lo deja inconsciente. A partir de ese momento su vida cambia. Viaja a la India y comienza un viaje espiritual y musical que lo llevará a fundar La Balsa de Fuego, una banda de rock que descubre en el folclor colombiano la base de su música. Con ella impactará para siempre la escena artística nacional.

Esa es la historia detrás de Balsa de Fuego, la tercera novela del periodista musical de la Revista Semana Juan Carlos Garay después de La nostalgia del melómano (2005) y La canción de la luna (2011). Un libro que duró escribiendo tres años y que desde la semana pasada se consigue en las principales librerías del país. 

Allí nuevamente vuelve a escribir sobre el tema que más lo apasiona: la música. “Es un homenaje a la labor del músico y a la dificultad de vivir de la música. Lo hice mostrando un proceso natural: los grupos se juntan, ensayan hasta encontrar su sonido, graban, tienen éxito, alcanzan fama y reconocimiento, pero finalmente se disuelven”, cuenta.

Y en ese proceso Garay muestra todo lo que rodea a un músico independiente: las tensiones entre los miembros de la banda, las relaciones amorosas que influyen en el ánimo de sus miembros, los momentos de inspiración, las dificultades económicas, el manejo con la prensa, la llegada de nuevos músicos y las grandes disqueras.

De hecho, en una de las escenas aparece una de ellas para ofrecerles un contrato a los protagonistas, que se financian sobre todo de la venta de discos en sus conciertos. “Quise retratar cómo han cambiado los canales de distribución de la música. Las disqueras grandes funcionaron mucho en su momento, pero ya no es el modelo que más ventaja les ofrece a algunos artistas”.

Mientras la historia de ficción se desarrolla, en el libro van apareciendo anécdotas y mitos urbanos reales sobre la historia de la música en Bogotá: la visita del jazzista Patrick Moraz a la ciudad, el éxito de los Gaiteros de San Jacinto en algunos de los bares nocturnos bogotanos y la historia del grupo musical que acompañó a Leonor González Mina (‘la Negra Grande de Colombia’) a su gira en Europa y que coincidencialmente se llamó La Columna de Fuego.

Además, el cambió musical que retrata la novela ocurrió en la vida real. El rock y el metal que hacían los jóvenes de los noventa fueron cambiando con el paso de los años por un estilo musical más influenciado por el folclor colombiano. “Yo lo atestigüe. Se dio un descubrimiento de la raíz. Aún no me explico por qué, pero comenzaron a aparecer grupos como Mojarra Eléctrica: rockeros de espíritu, pero con una base muy colombiana”.

Y esa base colombiana es otra las homenajeadas en el libro. El Festival Petronio Álvarez, los negros del Pacífico que tocan la marimba de chonta, los Gaiteros de San Jacinto y el mismo Lucho Bermúdez aparecen a lo largo de la novela con un papel preponderante. Son ellos los que influencian a Sebastián para que decida meterle folclor a su rock. “Cada vez hay más consciencia de la importancia de nuestra raíz. A Toto la Momposina le toco grabar su primer disco en Francia y el segundo en Inglaterra. Acá nadie la grababa. Eso afortunadamente cambio y quise mostrarlo en el libro”, dice Garay.

Balsa de Fuego finalmente tiene otro protagonista: un periodista musical (al que nunca se le conoce el nombre) que poco a poco, y en paralelo a la narración principal, va encontrando una gran historia: la del grupo que está cambiando la música en Colombia. Y aunque Juan Carlos se dedica desde hace 20 años al oficio dice que no es una historia autobiográfica. “Puede que haya algunas cosas que tomé de mi experiencia con el periodismo musical, pero una cosa es el autor y otra cosa el narrador”.

De hecho, el contexto en el que se desenvuelve la historia es mucho más positivo para los músicos y para el periodismo musical que la realidad actual. En la novela hay más revistas especializadas, el público es mucho más receptivo hacia los artistas nacionales y estos, finalmente, tienen más espacios para presentar sus propuestas y más oportunidades para tener éxito a través de la música.

En ese punto, dice Juan Carlos, todo está escrito con el deseo. “Uno escribe novelas para retratar la realidad, pero también para mostrar lo que a uno le gustaría que sucediera y eso último fue lo que hice yo”.