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Además de escritor, Díaz es profesor de escritura en MIT. | Foto: AFP

LITERATURA

Entrevista al maestro del ‘spanglish’

SEMANA habló con Junot Díaz, la nueva sensación de la literatura estadounidense, sobre su nuevo libro de cuentos ‘Así es como la pierdes’.

27 de julio de 2013

Junot Díaz no tiene afán de publicar. Después de su exitosa novela La maravillosa vida breve de Óscar Wao, ganadora del premio Pulitzer en 2008, transcurrieron cinco años hasta Así es como la pierdes, su nuevo libro de cuentos. “Escribo lento, con o sin premios”, le dijo a SEMANA.

Díaz nació en República Dominicana en 1968 y reside en Estados Unidos desde los seis años. Por eso, el universo de los inmigrantes dominicanos en Nueva Jersey, Boston y Nueva York es recurrente en su obra. Aunque en este último libro se insinúa un nuevo eje temático: las relaciones de pareja. 

Sin embargo, a él no le parece un cambio significativo: “En mis dos libros anteriores, había escrito acerca de las consecuencias del amor –amor familiar y amor romántico frustrado– por lo tanto, este no fue exactamente un nuevo rumbo. Amo la forma en que el amor, al encontrarlo y al perderlo, nos revela”. 

Son nueve relatos relacionados entre sí, con nostálgicas y fugaces historias sentimentales, morenas voluptuosas –“Alma tiene un culazo que parece existir en una cuarta dimensión, más allá de sus jeans”–, amores que dejan una huella profunda, sexo promiscuo, infidelidades a granel –“le pegué los cuernos a la ‘jevita’”– y, por supuesto, una buena dosis de machismo: “Yo no levantaba ni un ‘fukin’ dedo en la casa, ‘baby’, privilegios de ser macho”, confiesa Yunior, el protagonista de la mayoría de las historias y hermano menor de Rafa, “tremendo ‘papichulo’” que “fue el último comemierda en Jersey que dejó de usar el ‘chándal’ y la cadena de cordón”. 

¿Es Yunior, que también aparece en Los boys y La maravillosa vida breve de Óscar Wao, su alter ego? “Sí. Él es más inteligente y más cruel y más apuesto y también está mucho más solo. Como personaje es muy útil para dirigir mis temas principales de la infidelidad y del peso de la masculinidad porque él es crítico pero también está implicado. Funciona como un terrible e íntimo balance. Es un mentiroso pero es completamente honesto en su relación con el mundo. Y eso lo hace más intrigante”, dice el autor.

Junot Díaz escribe en spanglish, esa es su cultura, esa es su gracia. Por fortuna, Así es como la pierdes fue muy bien traducido por Achy Ovejas, una norteamericana de origen cubano que ha conseguido trasladar al español el sabor y el ritmo de una lengua que no es ni inglés ni español, sino el inglés propio de los inmigrantes dominicanos en Estados Unidos. 

La traductora, inteligentemente, evitó caer en un español neutral o regional y no le dio miedo escribir ‘acostao’, ‘fugao’, ‘enigüey’, ‘hanguear’, ‘fokin’, ‘frikiar’ o ‘breiquecito’, ni utilizar localismos caribeños dominicanos como ‘tíguere’ o ‘jeva’, y gentilicios inusuales para nosotros como ‘domo’, ‘dougla’, ‘cocoa’ ‘panyol’ o ‘gujarati’. ¿Se trata de una nueva lengua? “De ninguna manera. Existe el español y existe el inglés y está el cambio de código en el cual mis personajes participan. 

Pero el ‘spanglish’ no es un nuevo lenguaje en mi libro. Yo he estado en Colombia y he oído cómo muchos jóvenes condimentan su español con inglés, pero eso no significa que estén hablando un nuevo lenguaje. Eso tan solo significa que están tomando prestado y sumándole inglés a su español”. Para algunos lectores, es mucho mejor la traducción de Así es como la pierdes que la de La maravillosa vida breve de Óscar Wao, aunque la traductora sea la misma. 

“Yo estoy sesgado, sin duda. Pienso que ambas son traducciones extraordinarias. Simplemente considero que ‘Óscar Wao’ es un libro mucho más difícil, con muchos más registros linguísticos. ‘Así es como la pierdes’, es mucho más franco y directo. De hecho, nosotros trabajamos menos juntos en el nuevo libro porque muchos de los significados eran mucho más claros que en Óscar Wao”, dice su autor. 

Más allá de sus dramas amorosos y pasionales, de su tono divertido, melancólico y procaz, Así es como la pierdes deja entrever la dura vida de los latinos que, en medio de la discriminación racial y laboral, buscan integrarse a la sociedad norteamericana, sin encontrar el camino pero sin rendirse, y sin dejar de afirmar lo único que les queda: el goce del cuerpo. 

En cada una de sus páginas el fracaso y la decepción están latentes. Estos personajes solo se relacionan con otros desterrados de su patria, reducidos al gueto en el que tratan de sobrevivir. Para el padre, que llegó primero. Para los hijos, que llegaron después. Como lo dice aquí una dominicana que abandonó su patria en busca del sueño americano: “No hay promesa que sobreviva a ese mar”.

¿Ha sido así y  siempre será así? “Yo no diría eso. A menos que seas ciento por ciento indígena, eres un inmigrante en el Nuevo Mundo. No es una tarea imposible que nosotros los latinos nos arraiguemos en un nuevo país. Esa, de muchas formas, es nuestra herencia. Yo diría que todos los viajes que hace Yunior a República Dominicana tienen más que ver con el hecho de que él tiene dos países que con el hecho de que no se ha arraigado en uno”.   

Una última curiosidad. ¿Qué tienen de especial las dominicanas que sus personajes enloquecen por ellas? “Simplemente creo que mis personajes ‘comen la comida que su país produce’. Alrededor de América Latina nos enseñan a amar a los norteamericanos más de lo que nos amamos a nosotros mismos. Esa fue la única locura que no le concedí a mi protagonista”, explica Díaz.